Ha pasado tiempo. Tan rápido que da miedo, como un trago demasiado frío. Tan lento como un lodazal, que no termina de marcharse del todo.

Ha pasado tiempo. Lento o rápido. Tiempo. Pero ahí sigues. No termino de olvidarte.

Sé que no habrá otro capítulo. Que no habrá segunda parte. Que todo terminó en un punto final. Sin un felices para siempre.

Sé lo que hubo. Sé lo que hay. Sé lo que no pudo ser. No te preocupes, no me amarro a tu recuerdo, no te necesito para caminar. No te reclamo para vivir. No te asustes, no dependo de ti. No te escribo desesperada. No te escribo arrepentida. No escribo despechada. Sólo escribo, tal vez porque no lo sepa hacer de otro modo. Porque no puedo contártelo con un par de cafés entre los dos, porque no pude decírtelo con esa botella de vino vaciada en nuestro estómago.

No termino de olvidarte. No me preguntes por qué. Tal vez, porque no quiero hacerlo. No quiero deshacerme de partes de mí. Porque contigo encontré nuevas sonrisas, descubrí nuevas historias, me enfadé con motivos y perdoné sin tener que hacerlo. Echo de menos hablar contigo de todo y de nada. Echo de menos verte y correr a abrazarte. Recuerdo noches sin dormir y mañanas con agujetas en las caderas. Sé que me descubrí sonriendo por la calle mientras te escribía en el móvil y también sé que me vi llorando en el metro.

No termino de olvidarte. Pero no quiero hacerlo. No quiero deshacerme de ti. Porque si lo pienso, todavía me llega tu olor a nicotina y a abrazo. Tu sabor a cerveza, a vino y a verano. Tu lengua con azúcar y silencios. No termino de olvidarte y hay veces que todavía te sueño. Hay veces que todavía sigo enfadada. Hay veces que todavía querría perdonar. Hay veces que todavía tengo sexo contigo, sin que tú lo sepas, porque apareces en mi mente y me corro pensando en tus lunares y en tus ojos cerrados.

No termino de olvidarte. Aunque tú no lo sepas. Y ese tú son varios nombres. Nombres cincelados en mente y en alma. Como quien araña una roca hasta firmarla, que el tiempo lo erosiona, lo desgasta, pero sigue ahí. Así tengo nombre ocultos grabados en mí, mezclados entre mis tripas.

No termino de olvidarte. De olvidaros. Nombres de vosotros, tatuados en las vísceras, palabras cinceladas en la mente, orgasmos guardados en mis caderas, sueños agarrados a las pestañas.

No termino de olvidarte. Porque eres, porque sois, parte de mí. Soy quien soy por esos capítulos terminados. No termino de olvidaros porque no quiero empezar a olvidarme de mí.

Imágenes de Pexels.