¿Otra vez confundiendo sueños con la vida? ¿Otra vez confundiendo puñaladas con caricias? ¿Otra vez conformándote con las migajas de lo que te quiere dar? Todas hemos estado ahí alguna vez. Qué difícil vivir con alguien que está en tu corazón, pero no en tu vida. Y crees que el problema es tuyo, que tienes que ser más lista, más delgada, más divertida, para que vea lo guay que eres. Y lo pasas por alto, lo justificas y lo perdonas porque en el fondo no te quieres, y crees que no mereces que te quieran bien, que es algo que te debes ganar a pulso.
En la vida tienes dos opciones en cuanto a relaciones tóxicas, o las cortas o acabas sola hablando en una ventana como Raquel Mosquera. Porque todo aquello que te hace daño y confundes con amor, es tóxico, y te va anulando poco a poco.
Pensarás que es el hombre de tu vida y no volverás a conocer nadie como él, que es tu último cartucho en la recámara del amor, que es tu último tren. Error. Después del último tren, vienen la hostia de autobuses.
Pensarás que serás una desgraciada toda la vida, que sufrirás y morirás por amor y que nunca lo superarás. Déjame que te diga una cosa. Sólo hay dos tipos de problemas de corazón, y créeme, ése que tanto te duele, es el único que se cura.
Es imposible no decepcionarse, no puedes controlar eso. Lo que sí puedes decidir es cuánto tiempo vas a perder sintiéndote así. La magia sólo funciona con el que cree, así que si él no cree en esto, si no está a la altura, hasta luego Mari Carmen. Porque tú no estás para cambiar a nadie y porque al entrar en mis sueños valen mis reglas. Porque a veces el sitio adecuado, es simplemente no estar. Así que si te abordan las dudas, si te cansan mis formas, si no te pone mi culo o te asusta el ritmo, aparta. Complícate tú la vida, porque a mí me da pereza. Chicas, si hay que forzarlo, no es vuestra talla. Aplicable para anillos, zapatos, amistades y relaciones.
