Últimamente tengo un problema. Muchas bodas. No, a ver, eso es muy lindo, yo soy de las que se emociona un montón. Esta situación excepcional deriva en que se despierta el interés de familiares y amigos por saber si voy a ir acompañada. Normalmente pregunto si Chloe puede asistir (por supuesto, vestida de etiqueta), pero hasta ahora no he tenido suerte. El siguiente punto en la conversación es… “oye, ¿y tú cómo es que AÚN no tienes novio?”. Mi problema es que muchas veces no sé qué contestar, la versión larga es muy larga. Por facilitar la comunicación, aquí va la respuesta (ejem, sí, es la corta):

– Yo vivo en los mundos de Yupi, no me entero de qué va el flirteo. Me guiñan un ojo y les busco un colirio, me piden algo para contactar conmigo y les doy mi Linkedin. Me invitan a una Pepsi y les cuento por qué soy más de Coca-Cola. Claro, después les pregunto si tienen novia y me contestan “eh… ahora sí”.

– Los domingos son sagrados. Pero de verdad. Es un día de la semana en el que no me da por pensar “qué lastimita, joé, qué bonito sería echarse novio”, me da por el silencio, por la lectura, por cosas incompatibles con convertirse en un ser social. Es que si mi pareja me propusiera ir al cine ese día, estoy segura que inconscientemente me sentaría dos asientos más para allá.

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– Sin embargo, el resto de la semana soy muy de gestos románticos. Pero a la antigua, de hacerme ilusión que mi hombre se bata en duelo al amanecer por mi amor. Y eso no se encuentra, la gente ya no se levanta tan temprano.

– Soy muy soñadora. Esto no tendría que ser un problema. El quid de la cuestión es que el viernes cerré los ojos y me tomé una Coca-Cola (mucho mejor que la Pepsi, dónde va a parar) con Gerard Butler durante un atardecer, mientras los dos mirábamos al mar. A ver quién supera eso, yo tampoco tengo ese pelazo ni las uñas tan bien pintadas en la realidad (si tú sí sientes que eres capaz de superar ese plan, envíame un mensaje privado. Tengo una boda en dos meses.) Gerry es así, un señor detallista los días laborables que está ocupado los domingos.

– El colchón. Yo ya tengo mi hueco hecho en el centro. Tiempo me ha costado. Y no es por no querer, pero es que no estoy yo ahora como para ir gastando en otro colchón, que este está prácticamente seminuevo. Se aceptan donaciones viscoelásticas.

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– Ah, bueno, y después están mis taras, también lo de tener un unicornio y que estoy empeñada en que tengo que aprender a amar más y mejor en general antes de hacerlo en particular. Todo esto parece un poco incompatible con el arrejuntamiento… pero es secundario, es más importante lo del colchón.

– Quien haya llegado hasta aquí, se ha ganado una cita. A las nueve y media en casa de mi madre. Gracias.

¡Ya está! ¡Eureka! Voy a poner este texto en eDarling.

(Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia)

Pau Calviño