Muy señoras mías (sobre todo vuestras).

Mujeronas, grandecitas, jaquetonas. Aquellas que sacábamos cabeza y media en primero de primaria a nuestros compañeros. Bien criás, mujeres de hueso ancho, apretás, hermosas. Sufridoras de que la manga larga nos quede tipo francesa y los pantalones pitillo nos hagan su papel como pantalón pesquero.

Hoy me he levantado con el espíritu navideño en tó lo alto y quiero desearos/(me), que además de que se cumplan vu(nu)estros propósitos tipo; hacer uso algo más de 15 días del bono anual del gimnasio, sacarnos el (-)A1 de inglés o en su defecto el castellano (viendo según qué cosas, un repasito a la gramática no nos vendría mal), veganas de espíritu pero buitres en acción.

Este nuevo año bisiesto que está a punto de asomar como las isobaras en el mapa del tiempo, os/(me) deseo que para el 2016 encontréis (-uentre) a ese hombre o mujer (aquí pa’ gustos el pantone enterito) que cuando nos vea después de unas semanas, meses, milésimas de segundo, (hay mucho ansios@ suelt@) nos coja (traducción literal no válida para Sudamérica) en la estación de tren o de autobús, en el aeropuerto, en el parking de El Corte Inglés, o donde quiera que sea, pero de una. Nos levante, sin temer por su columna o por un posible pinzamiento. Que cuando nos apetezca lanzarnos sobre él/ella, no tengamos que mandar una carta postal tres semanas antes para avisar que vamos y tener que coger carrerilla. Que nos mareen con vueltas en el aire, levantando a ser posible algo más que las uñas del suelo (los raspones duelen y los zapatos de Bershka son sensibles a las rasguños). Que no nos hagan cagarnos en toda nuestra genética y por momentos preferir ser una mujer «recogidica».

Para las que ya seáis señoras ‘suertudas’, a disfrutar y a aprovechar los lazos de las cajas de los regalos para ‘atar en corto’ (Yuya creo que tiene un tutorial de nudos. Con uno tipo lasca, sería suficiente).

Al resto… Al resto, suerte camaradas y taconazo de 15 cm para recibir el 2016, a seguir haciéndonos ver y a lucir vestidos que marquen cada curva de nuestro cuerpo gritando feminidad. Ah, y lo más importante, amor, mucho amor propio.

Autor: María Isabel Martínez