En los tiempos que corren parece que si no dices que estás feliz sola es que eres un bicho dependiente enganchada al amor romántico. Pues miren, señores y señoras, yo ni estoy feliz sola ni quiero estarlo.

Estoy cansada de ser la única que no tiene a quien llevar a las bodas.

Agotada de ver como mis amigas enlazan una relación tras otra mientras yo únicamente miro.

Aburrida de tener que viajar sola o con mis padres, de tirar comida porque se me estropea, de adaptarme a los ratos que mis amigos con pareja quieran o puedan dedicarme.

Es muy bonito decir que uno puede ser feliz estando solo, y lo cierto es que yo no me considero desgraciada ni mucho menos. Llevo tantos años sin pareja que he adaptado mi vida a los packs de pechuga de pollo para uno y no ha sido el fin del mundo. Pero no nos engañemos, preferiría una y mil veces pasar mis días acompañada y tener con quien acurrucarme bajo la manta para ver mis series y comentar los finales.

Y no creo que pase nada por decirlo en alto. No ‘necesito’ una pareja, ni soy una persona dependiente, ni significa que sea incapaz de ser feliz al no tener un rabo al lado, pero sí la quiero porque me apetece y porque es una de las cosas de esta vida que me completa.

Me gusta la sensación de bienestar que conlleva que alguien te espere en casa y te apoye incondicionalmente. Me gusta celebrar cumpleaños con regalos sorpresa, descubrir restaurantes cada viernes, achucharnos bajo el edredón y mirarnos como si fuera lo único importante en el mundo.

Quizás soy una romántica empedernida, no lo sé. Pero estoy cansada de tener que disimular que no me importa estar sola cuando no puede ser más mentira. No soy menos fuerte o menos feminista por querer una pareja.

Ahora solo falta que llegue…

Penélope D.