Porque bragas tengo muchas cariño, pero corazón solo uno y estoy hasta un poco más abajo del ghosting, submarining, benching y su puto padre.
No te digo que después de unas semanas hablando en Tinder haya decidido que eres el perfecto candidato a padre de mis no-hijos, pero tu bomba de humo virtual me toca la moral. Y tampoco eres tú, que te has transformado de un impausable escribiendo… en mi Whatssapp a un en línea sin que suene mi teléfono jamás.
Es el anterior, que el día antes de conocernos me bloqueó sin razón.
Y el anterior, que me mareó hasta el infinito.
Y otros tantos capullos que no fueron claros.
Y ese es el gran problema.
¡Claridad hermano!
Dime la verdad y dímela a la cara; que si solo me quieres para pasar un buen rato puede que me una a tu plan.
O puede que no, pero merezco poder elegir si me empotras o me enamoro (a golpe de empotración, claro).
Es que se me está haciendo el agujero del corazón más grande y cerrándoseme el de las piernas y al final no va a entrar nada en ningún sitio y solo voy a tener lugar para una gran frustración, y eso sí que no.
Dime que quieres romperme las bragas y lamerme hasta el alma y te preguntaré: ¿a qué hora será eso? pero no te disfraces de proyecto de novio perfecto cuando oír la palabra Relación te produce sarpullido y los carnavales ya han pasado.
Si tus ganas también se fueron con ellos te voy a dar un consejo que te abrirá la mente:
DILO
¡Dilo, joder! Dilo y no bloquees.
Dilo antes de desaparecer, pero dilo.
Y luego ya si eso,