Soy esa chica sobre la que mi novio tiene que contestar que sí, que le gusto, que no tengo que ver con sus antiguos ligues, que peso 30 kilos más que su ultima novia y 35 más que todas las chicas que han querido estar con él desde que está conmigo….No sólo ante sus amigos, también ante su familia….

Que rompo los cánones de belleza establecidos de la misma forma que rompo los pantalones por la zona del muslamen. Que a ojos de esta sociedad es mucho más guapo que yo, y con mejor cuerpo, pero que ha decidido estar conmigo. Porque yo, le doy estabilidad.

Y curiosamente a mi me desestabiliza saber ante cuanta gente hemos tenido que defender nuestra relación, solo porque yo soy una chica gorda. Ni más ni menos. Porque yo soy independiente económicamente, porque nunca he necesitado nada de nadie. Pero durante mucho tiempo, lo necesité a él. Porque el mundo que nos rodeaba me convenció que no era digna para compartir mi vida a su lado. Porque yo no era suficiente para él y porque un día él se daría cuenta y me dejaría. Y se iría con otra mucho mejor, o al menos, mucho más delgada. Y eso me creó una sensación de angustia tal, que aunque me convenciera que lo mejor era dejar de comer y convertir mi cuerpo en algo mejor, me empujaba a darme atracones acompañados por lágrimas.

gloria-shuri-nava130619_630_1

Y es que el problema fundamental es que es guapo. Objetivamente guapo, no solo que yo le vea guapo. Le ve guapo todo aquel que le conoce, todo el que ve una foto suya, y siempre hay algún comentario del tipo: Claro, como ella tiene ese novio macizón… Y yo termino la frase en mi cabeza, “Al que no se merece por ser tan gorda….”

Recuerdo perfectamente el día que dejé de necesitarle para quererle. Estaba en la ducha, con la música a tope y pensando en un libro de portada rosa que acababa de leer… en un testimonio de un novio que hablaba de su gordibuena. Y pensé, que mi vida sin el seguiría de otra manera, pero seguiría, que quizá tenía razón y él me quería como soy. Que solo había que darle tiempo…Y darme tiempo a mí para creerlo.

Aunque no todo es tan rosa como la portada de ese libro. Aun a día de hoy me entran dudas y tiemblo cuando alguien vuelve a preguntar “Que hace una chica como tú con un chico como este??”

¿Cuándo llegará el día que no tengamos que enfrentarnos con nuestros fantasmas a diario, cuando seamos capaces de no necesitar justificación ni desde nuestra familia ni desde nuestros amigos? Y lo más importante. ¿Cuándo conseguiremos no tener que justificarnos ante nosotros mismos?

Priscila.

 

En las fotos: Gloria Shuri Nava y su chico