San Valentín pasó sin pena ni gloria porque ni mi compañera de piso ni yo tenemos pareja con la que celebrarlo en este momento. Esa noche, tiradas en el sofá, decidimos organizar una cena el fin de semana porque las dos tenemos amigos majos que nos podemos presentar.

Decidimos hacer una primera cita cruzada a ver qué tal resultaba: yo traería a un amigo para que la conociera a ella y ella traería a un amigo para que me conociera a mí. Y quien dice amigo dice ex ligue porque todas tenemos alguno de esos chicos maravillosos del que nos da rabia no habernos enamorado pero que la historia no fue a más. ¿Por qué no ver si surge el amor entre ellos?

Una vez aprobada la idea, procedimos a convocar a los elegidos. Para ella llamé a Joaquín, un bombero cariñoso y simpático aunque no demasiado hablador, con el que el sexo era muy bueno pero no surgió el amor. Era poseedor de unas orejas algo más grandes de lo deseable, lo que pasaba a un segundo plano a los cinco minutos de hablar con él, y de un cuerpo bien formado y mantenido a fuerza de horas de ejercicio. Cuando le conté el plan, accedió divertido y quedó encargado de traer la bebida.

Por su parte, Lucía invitó a Rodrigo, un chico con el que había tenido alguna cita pero sin más trascendencia. Conversador nato, se hacía el rey de la conversación sobre el tema que fuera y daba gusto escucharle argumentar. Llevaba el pelo muy corto, salvo una rasta en recuerdo de otros tiempos, y era extremadamente delgado, por lo que aún resaltaban más sus grandes ojos verdes.

El sábado quedaron pronto para preparar la cena entre los cuatro y tener algo que hacer para que la situación no resultara tensa. Lucía y Rodrigo fueron al cine después de comer y volvieron a media tarde a casa. Nos tomamos unas cervezas en el salón mientras llegaba Joaquín, que tardó casi una hora más en aparecer.

Nos trasladamos entonces a la cocina donde la charla y las bromas salpicaban los platos. El tonteo entre Joaquín y Lucía empezó tan pronto como se descorchó la primera botella de vino. Las dos estamos poco acostumbradas a esta bebida y no tardó en hacernos más efecto del deseado…

Las risas fueron protagonistas durante la cena. La conexión entre los dos era tan evidente que Rodrigo y yo en varios momentos nos miramos con cara de circunstancias. Él decidió marcharse nada más comernos el pastel de frutas que había traído, alegando que tenía que madrugar al día siguiente. Era una excusa pero la agradecí, ya que no había sentido mucho feeling.

Era el momento de las copas y yo pensé en retirarme para darles tiempo a solas, pero mi amigo y ex ligue insistió en que no lo hiciera. Preparó un gintonic para cada uno y los sirvió en la mesa pequeña ante el sofá. Lo cierto es que la promesa de que podemos divertirnos los tres me parece suficientemente sugerente, aun cuando no estoy segura de haberlo entendido bien…

tumblr_mf1n7agphG1rypkdp

Esa insinuación de Joaquín tiene sentido porque cuando nos acostábamos, hablamos en varias ocasiones de probar con alguien más pero nunca había hablado de eso con mi compañera. Lucía sonríe azorada y creo que ha entendido perfectamente de qué habla Joaquín y sin dejar de mirarme por encima de su copa dice de repente:

–Sí, quédate, será divertido.

A Joaquín le brillan los ojos y me invita a sentarme con unos golpecitos leves en el cojín del sofá que queda a su izquierda. No llegué a dudar ni una décima de segundo antes de sentarme a su lado, frente a Lucía. Joaquín dejó su copa sobre la mesa y empezó a acariciar de cada una el muslo que le quedaba más cerca.

tumblr_mwuf8tjSVC1sosso7o1_500

Su roce me estremeció pero no tanto como verle besar a Lucía mientras con su mano alcanzaba mi sexo.

Continuará…

Amanda Lliteras