Un domingo cualquiera, una tarde tonta sin ningún plan a la vista, me llega un mensaje imprevisto.

Hola, guapa, ¿qué haces?

A pesar de los meses sin haber sabido de ti, hace unos días que te tengo en la cabeza y me pueden las ganas de volver a sentir lo mismo que esos dos meses de desenfreno. Dejo el primer rencor a un lado y te sigo el juego:

Aquí, sola, pensando en ti…

No por manido deja de funcionar el truco y en poco más de una hora estás en mi casa. Te has cortado un poco el pelo y te sienta bien –muy, muy bien–, tanto como la camiseta de rayas y los vaqueros.

Me preocupaba de qué hablaríamos al llegar pero no has dicho más que Hola antes de sonreír y besarme como la primera vez. Tu lengua sigue acompasada con la mía como si no hubiera pasado el tiempo desde que sincronizamos nuestros mecanismos.

tumblr_n1e6zlzAB01s5p0vso1_500

Tus manos me han ido directas al culo. La intensidad no tarda en subir y enseguida te sobra ropa. Tu chaquetón se queda en la silla de la entrada y, aun así, estoy en aparente desventaja: el fino camisón de tul no alcanza a esconder el conjunto negro. Una de tus manos recorre el borde del sujetador y desciende hasta mis bragas, ya mojadas.

Detengo los besos, doy un paso atrás y te miro fijamente a los ojos mientras me las quito. Extiendes tu mano para que te las entregue y, rompiendo la costumbre hasta ahora, lo hago. Tus ojos se abren y sonríes, las hueles y cambia tu expresión: ya eres la máquina de follar que tanto he echado de menos.

No recuerdo cómo llegamos a la cama ni creo que importe: todos los caminos a la cama se parecen. También lo que se hace encima de ella… o eso no tanto. Eres el primer tío que se viste con mis bragas usadas y, por lo que puedo apreciar a simple vista, eso te pone mucho.

A mí no tanto, así que no tardo en quitártelas. Atiendo entonces tu masculinidad desnuda: es verla y querer metérmela en la boca. Me arrodillo ante tu sexo y sonrío sin perder contacto visual. Sé que eso te gusta y a mí me hace sentir poderosa.

tumblr_msbjz4rPo91sxpyyho1_500

Reparto besos rápidos a lo largo de tu anatomía y, poco a poco, se impone la verticalidad. Desciendo hasta alcanzar tus huevos y me recreo en la costura entre los dos antes de metérmelos en la boca.

Emites un gemido y sonrío por dentro: yo gano el primer asalto.

Amanda Lliteras