Estar enamorado está tan manido que ha perdido su verdadera esencia. Porque estar enamorado no es que te regale un anillo. El amor no es que te lleve a París en San Valentín. El amor no se traduce en que te mande flores al trabajo. Eso no es amor. El AMOR en mayúsculas es otra cosa.

El amor es que te traiga comida china un domingo de resaca.

El amor es que te diga ‘que guapa eres’ recién levantada, con ojeras y el rímel corrido.

El amor es que sonría mientras te bebes una cerveza de dos tragos. Y que te pida otra.

El amor es que te espere para ver el siguiente capítulo de Juego de Tronos juntos.

El amor es que te abrace mientras pides un kilo de tomates en la frutería.

El amor es que te traiga tabaco a las dos de la mañana.

El amor es que nunca diga “no comas más pizza”.

El amor es que te bese con los labios pintados de rojo.

El amor es que pida otro postre solo para que puedas probarlo.

El amor es que te mire desde el otro lado de la sala y te guiñe un ojo.

El amor es que te guarde un trozo de tortilla de patata de su madre.

El amor es que te deje sus zapatillas cuando no puedes más con los tacones.

El amor es que cuente los lunares de tu espalda.

El amor es que exprima zumo de naranja por las mañanas.

El amor es que conozca todas tus sonrisas.

El amor es que te ponga  la sombrilla en la playa.

El amor es que te diga que le encanta como andas.

El amor es que te eche agua en la nunca después de dos horas al sol.

El amor es que te de la mano mientras conduces.

El amor no es que se haga un tatuaje con tu nombre. El amor es que se haga un tatuaje con tu letra.