Que decía mi abuela que hay hombres que son como el perro del hortelano, que ni comen ni dejan comer. No es que yo me tome sus refranes al pie de la letra y sufra por que me pongan la miel en los labios y luego me la quiten. No, no es sufrimiento. Es #estarhastaloscojones

No hay que saber de física cuántica ni tener un máster en psicología avanzada para entender la siguiente formulación: si me pides algo, te lo doy.

Entonces, ¿por qué si no quieres nada conmigo te pasas el día mandándome whatsapp y dándome los buenos y días y las buenas noches? ¿por qué te interesas por mi cuando te viene bien y eres hasta majo pero luego si te he visto no me acuerdo? ¿por qué zeñó, por qué?

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El problema chungo de base es que nos estamos acostumbrando a esto, a que la gente maree, a que la gente haga que sí pero luego no, a que reculen o se les pase el hype y chica, a mí esto me parece horroroso. En mi casa las cosas claras, y el chocolate espeso. Tanto whatsapp, tanto whatsapp y tanto niño muerto. Más cañas y menos tonterías.

Y ¡ojo! no nos vayamos a olvidar de los que no quieren nada serio pero luego se ponen de morros y se enfurruñan cuando tú quedas con otro. ¿Me lo puedes explicar? Así, como para tontos, para que yo lo entienda. Porque yo no sé ni por donde cogerlo. Tú que estás hasta las trancas porque te trata como una reina, porque hacéis mil planes, porque ves las chispas del amor (real, que se pueden ver) pero también ves que no pasa nada entre vosotros, que te habla de otras tías con las que queda… tú que decides que vas a hacer tu vida y pasar de él porque si no vas a acabar como la Mosquera, decides quedar con otros. Y ahí el señor decide cabrearse, hacerse el ofendido y separarse más de ti. Ah pues muy bien.

Así que por favor, señores y señoras del mundo; porque mareantas (esta palabra también es de mi abuela) también hay muchas: hagan el puto favor de aclararse y de echarle huevos.

Y desde aquí os digo señores tinderianos (porque la mayoría salen del Tinder, así es la vida de dura): si no sabes torear, pa’ que te metes Manolete. No nos calentéis la cabeza amigos, no nos deis largas infinitas posponiendo las cañas y luego nos deis las buenas noches, porque huele a que os habéis hecho caca desde aquí.

Quedad con la gente, arrepentíos porque no os ha gustado esa persona, sufrir las consecuencias, porque solo así, arriesgándose y viviendo la vida a tope se puede ser feliz. Menos perros del hortelano y cerditos valientes.

PD: Vale, cerditos no, pero permitidme la expresión.