A ver, ¿Cómo empezar? Llevo muy poco tiempo aquí en España, como no conozco a nadie, decidí aventurar y apuntarme en Tinder. Cuando me piden las fotos, pongo dos fotos de cara y una de cuerpo completo (como para que sepan ya en las dimensiones en las que se están metiendo).

A los pocos minutos empiezan a saltar los match, y hago conversación con un chico mono. Quedamos en vernos, y el día de la cita al verme se notó su cara de decepción, pero bueno yo normal seguí siendo simpática y eso. La cita fue muy agradable, no hubo silencios incómodos ni nada por el estilo, de hecho, si él me decía para volverlo a ver, yo sin problema, porque aunque no se viera como en sus fotos quería seguir conociéndolo para hacer amistad.
En fin, me fui a casa y al llegar tenía el siguiente whatsapp:
«Deberías poner en tus biografías que eres MUUUUYYYY fotogénica, y que te ves mucho mejor y más delgada en fotos que en persona».
Por supuesto, me causó risa, porque él tampoco era exactamente el chico de las fotos y mucho menos medía el metro ochenta y cinco del que presumía cada dos por tres. Pero vamos a ver… ¿Quién pone una foto en la que salga mal en una página para ligar? NAAADIEEE…
Me provocó responder lo siguiente:
Si pretendes una disculpa por ser fotogénica, lo siento pero no la encontrarás. Qué culpa tengo yo de conocer mis ángulos y de que la cámara me ame.
Y es que aquí entre nosotros, yo me miro con amor, me veo bella y poderosa con todos mis rollitos, mofletes y kilitos de más.
Porque la conclusión de esta historia es que aunque seamos o no fotogénicos, hay que quererse y punto! Que como el amor que nos daremos nosotras, no no los dará nadie.
Un besazo.
-La fotogénica.