El otro día leía el post de Asterisco No soy lesbiana pero me flipa el porno lésbico y me consoló no ser la única que se deja llevar por los convencionalismos de su condición sexual. Bien, aunque pienso que eso de “condición sexual” debe debatirse porque lo de las etiquetas ya se está pasando de moda. Para muestra un botón.

En el caso de Asterisco, que se definía como hetero, fue un consuelo leer en Yahoo respuestas que no era la única que se masturbaba con vídeos de lesbianas. A mí me pasa algo parecido. Yo, que soy lesbiana de pura cepa, de estas que jamás han visto un pene en directo y que sólo puede imaginarse su olor y su tacto. A mí, me encanta el porno gay (chico – chico). En algún lugar leí que la mejor película porno era la imaginación, y yo creo que he encontrado el mix perfecto: imaginar cómo debe ser la penetración y el sexo entre hombres, y visualizarlo en una película porno. Yo creo que a Asterisco le debe pasar algo parecido. ¿Al fin y al cabo, no es la curiosidad la que mueve el motor del sexo?

No tengo en mis prioridades acostarme con dos hombres, ni si quiera creo que tenga algo de voyeur, pero me despierta la curiosidad probar qué hay del sexo con un hombre. El de mujeres lo conozco bien, y me gusta, me satisface y no quiero dejarlo. ¿Pero quién sabe? Aunque he tenido oportunidades de acostarme con un hombre, nunca lo he hecho porque no he establecido ningún vínculo afectivo suficiente como para querer acostarme con él. De hecho, las veces que he morreado con un hombre, estaba convencida que él sólo iba a querer acabar en la cama conmigo, así ni fu ni fa.

Tengo la hipótesis de que el sexo en sí es tan complejo que el mío debe ser el caso menos extraño (solo hay que ver quienes tienen gustos escatológicos, bondage o juegos de rol sexuales).

En definitiva, yo también grito hoy:

  1. No existen las condiciones sexuales.
  2. Me acuesto con quien quiero.
  3. Haz el amor y no la guerra.

Fdo. Aiden Girl