“Estas cosas no son necesarias publicarlas, la educación sexual ya la dan los padres”

Como si los todos padres tuvieran una buena educación sexual.

“Esta tía es una payasa”

Si ser payasa es dar formación sexual de forma divertida, quiero ser payasa toda mi vida.

rabo

“Bien puta tienes que ser tú en la cama”

Sí, la verdad es que soy bastante puta.

“¿No os da vergüenza publicar esto?”

Vergüenza te debería dar a ti publicar ese comentario delante de la gente

“Uy, sexóloga… qué bien” (Cambio de actitud radical hacia un ‘hoy follo con ella’)

He nota tu cambio de actitud y no, no vas a follar conmigo.


Hace dos años decidí compartir mis conocimientos acerca de la materia sexual públicamente porque me pareció interesante que todos pudiéramos avanzar socialmente en este campo. Empecé en esta web y luego la vida me fue llevando por caminos varios que he ido disfrutando como si fueran los últimos pasos de mi vida. Actualmente sigo empeñada en poder cambiar un poquito la forma de pensar de las personas y contribuir con mi causa a disminuir el analfabetismo sexual de este país. ¡Qué objetivo tan ambicioso el mío! Nadar a contracorriente siempre me gustó, qué le vamos a hacer.

hermione

Sabía que mi lucha no iba a ser un camino de rosas, pero si existía la posibilidad de, en vez de clavarme doscientas espinas, clavarme sólo tres, me aferraría a ella como quien se agarra a un clavo ardiendo. El problema no fue sólo las espinas, el problema fue, y es, el viento, la lluvia, el granizo y la nieve. Y es que sí, amigos y amigas, mi trabajo, a pesar de parecer el mejor del mundo (‘qué suerte, ahí todo el día hablando de pollas y coños’), se convierte en el peor cuando día tras día tengo que aguantar el chaparrón. Insultos, menosprecios, propuestas sexuales, faltas de respeto, etc.

No hago nada serio, dicen. Tengo cinco titulaciones y trabajo mínimo diez (a veces doce) horas al día sin descanso para comer, trabajo fines de semana y vacaciones; pero no hago nada serio. Seguramente hasta trabajo más que el 90% de la gente de este país porque además de ser autónoma, cuando salgo a tomar algo, la gente me consulta sus dudas íntimas entre copa y copa. Ayudo a las personas con su vida sexual y a parejas en crisis; pero no, no hago nada serio. ¿Y las horas de mi tiempo de ocio que gasto (y no me paga nadie) contestando emails de gente preocupada con dudas? No, eso tampoco es algo serio. Porque cosas las serias en este país son la política (JAJAJA) y las profesiones serias como la medicina y la abogacía. Lo demás es mierda.

– Quita, que tú eres sexóloga y no sabes nada. Qué vas a saber, si estás todo el día hablando de pollas.

– Ah, perdone usted, ya me meto yo en mi mundo de cosas no serias ayudando a gente con cosas no serias. Si no te importa, ya que estás, ve y dile a esa chica que está llorando que sus dolores cuando practica el coito son tonterías y que estamos en los años veinte. Gracias. Y folla con condón, que no se te olvide.

Es que en qué cabeza cabe hablar de sexo preocupándose por la parte positiva de la sexualidad, no señor, eso está fatal. Lo importante es hablar de sexo desde el miedo, como siempre se ha hecho, basando la educación sexual en enfermedades de transmisión sexual y prevención de embarazo. Porque la sexualidad se resume a eso, y ya. A lo demás que le den, que son cosas que no importan. ¡Qué vaginismo ni qué ocho cuartos! Por cierto, ¿hoy juega el Madrid?

Menos mal que tengo varias titulaciones entre las que poder elegir cuando me presentan a alguien; puedo decir que soy psicóloga, que eso es mucho más decente y serio que decir que soy follóloga sexóloga.


“Que viciosilla”

“Que guarrilla”

¿No se te ocurren otros sinónimos un poco menos confusos? Que yo me ducho y limpio mi casa y esas cosas.

“Hay noticias más importantes que dar”

La importancia de las cosas es subjetiva. Si no quieres ver que la educación sexual es importante el/la único/a que sale perdiendo eres tú.

“Deja de hablar de pollas y dedícate a algo serio”

Hablo de lo que me da la gana.

“La gente con tal de no hacer nada es capaz de lo que sea”

¿Capaz de qué? ¿De intentar que seamos un poco menos analfabetos sexuales? Entonces perdona, pero sí estoy haciendo algo.


Estoy cansada de personas que critican sin saber y de gente que no valora el trabajo de los demás. Si las opiniones negativas fueran argumentadas y no motivadas por el odio o el afán de ridiculizar, bueno. Pero utilizar expresiones como ‘guarrilla’, ‘viciosilla’ o ‘dedícate a hacer cosas serias’ como opinión de persona seria e inteligente que piensa mucho en cosas importantes de la vida (mientas aprovecha mucho el tiempo en redes sociales inculcando sabiduría compartiendo vídeos de Cabronazi y Jorge Cremades), pues hombre, casi que resulta irónico.

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Realmente el menosprecio lo he tenido siempre que he hablado de sexo, entre amigos/as y todo. De hecho fue uno de los motivos por los que decidí estudiar esta especialidad, y no otra. Pero a veces me canso porque tengo la sensación de que por mucho que intento hacerlo cada día mejor, siempre termina viniendo el típico listo/a de turno que ve sólo una parte de iceberg y se cree con todo el derecho del mundo a juzgarte por hablar de sexo, máxima expresión, por cierto, de la falta de educación sexual.

Las profesiones que existen están ahí porque hacen falta; cuando no hagan falta irán desapareciendo. Por ello, la sexología dejará de existir cuando las personas tengamos una educación sexual decente, mientras tanto, os jodéis y ‘me aguantáis’ a mí y a todos los sexólogos del mundo. Porque ahora no sabéis apreciar esta profesión tal y como apreciáis cualquier otra, pero vamos a trabajar para que vuestros hijos/as sí lo hagan.

Y ahora me voy, que hoy todavía me quedan por delante 9 horas de hacer cosas de risa y no quiero que se me acumulen las tonterías.

Dedicado a todas esas personas que se creen con la superioridad suficiente como para juzgarme, menospreciarme e insultarme a mí y a cualquier persona de mi misma profesión.