Bueno, me presentaré: me llamo Belén (no, no es mi nombre real, pero por algún nombre debíais llamarme), tengo 27 años, una carrera maravillosa, soy mileurista, soltera y, como habéis podido comprobar en el titulo: virgen.

Antes, de seguir, quiero dejar una cosa clara: soy virgen por decisión propia, no hay trauma sexual ni nada que se le acerque.

Llevo tiempo queriendo escribir sobre este tema, algo que considero que ha de ser tratado con la misma naturalidad, espontaneidad y sinceridad, como hablar del sexo abiertamente, y que sin embargo parece que hay que llevar en la clandestinidad y como una losa atada a tu espalda.

Decidí seguir siendo virgen, después de haber intentado mantener una relación sexual con un chico, que sinceramente, me la traía al pairo (perdonad mi vocabulario) y con el que después de decirle «lo siento, no estaba preparada», me hizo sentir como un objeto de colección, un pin más en su gorra de Bola de Dragón. Eso sí, es necesario que os cuente, que aún cuando no consumamos la relación, lo cierto es que él opto por contar que sí que habíamos mantenido sexo, pero que era un «señor y no iba a dar detalles».

Después de aquella experiencia, decidí que solo mantendría una relación sexual con una persona que no me hiciera tratar como un trozo de carne que pudiera comprar al kilo. Sí, seguramente haya idealizado lo que ha de ser una primera vez, seguramente, sea una romántica amante de Jane Austen que debe acudir al psicoanalista, quién sabe… no obstante, es mi decisión y ha de ser respetada de la misma manera de quien decide mantener relaciones sexuales con alguien que no conoce, porque sí, porque le apetece y porque el sexo es un placer.

Si os estáis preguntando, por la masturbación, si, la práctico como un acto natural, propio e íntimo de cualquier persona. Hablo del sexo con toda la naturalidad del mundo, bromeo, tengo noches de vino y risas con mis amigas hablando de sus amantes, del sexo, de juegos eróticos y de posibles vibradores que podríamos comprar o no. Simple y llanamente he decidido que quiero estar con una persona que no me trate como un mueble de IKEA que quiere probar 10 minutillos y si no le parece satisfactorio devolverlo a tienda.

Lo negativo de esto, es que tú que estás leyendo esto y estas pensando: ¡oh Dios mío! Tiene 27 y es virgen, a la vez que vas poniendo expresiones dignas de análisis por Iker Jiménez, es exactamente lo mismo que me encuentro al conocer a alguien. Pongámonos en situación:

Chica conoce chico, quedan, se toman un café, la cosa se alarga, se van a cenar, uno decide acercar a casa al otro en coche, se besa, la cosa se sube un poco de temperatura y ¡ah!, la chica para al chico y le dice: lo siento, soy virgen, prefiero esperar. Y se produce el cataclismo facial y la frase más fingida de la historia de la humanidad, por un hombre «ah, eso está muy bien… podemos seguir quedando y conociéndonos».

Pero no, no seguiréis quedando, porque o bien él desaparecerá de faz de la tierra o con suerte te mandará algún mensaje diciéndote que cree que no es la persona adecuada para que des ese paso.

La cuestión de todo esto es que algo que debería ser tratado de la misma manera que conocer a alguien que mantiene sexo con otras personas (porque la masturbación también es sexo, eh), es tratado como un caso digno de estudio psiquiátrico y no es así.

Vivimos en una época maravillosa, donde el sexo ya no es un tema tabú, se puede hablar en cualquier momento de él, en una remesa con tus amigos o con tus hermanos o padres, en televisión, en las revistas, en vídeos de youtube. Pero sin embargo, decir que eres virgen es llevado directamente a un caso extraño de asexualidad o trauma que nada tiene que ver con la realidad.

Que viva el sexo y la libertad de practicarlo como quieras, con quien quieras y CUANDO QUIERAS. No pongamos barreras, para abrir puertas, la libertad está en todas partes y en todas las decisiones.

Firmado: B.