Soy Teresa McClure y quizá me recordéis de otros artículos como ‘En qué piensan los hombres cuando te comen el toto’, pues bien, queridos y queridas mías, tengo un notición: algunas mujeres comemos penes.

Bueno, la verdad es que me fallaría a mí misma si antes de empezar no dijera algo que me decepcionó muchísimo cuando me lancé a escribir este artículo.

He hecho el mismo estudio de mercado que hice cuando escribí el de los hombres y los totos, pregunté a todas las mujeres con las que tengo cierto grado de confianza que en qué piensan cuando se comen una buena dick y la sorpresa fue total cuando casi todas las respuestas que recibí fueron ‘ay tía, no sé’, ‘pues no sé, tampoco es que piense en algo’, ‘a mí es que no me gusta comérsela a mi chico’ y un larguísimo etc. que me dejó bastante fría. Parecía como si fuera algo tabú, como si mis amigas no tuvieran confianza conmigo para decirme abiertamente qué pensaban, qué querían o qué hacían. Que sí, que están en todo su derecho, está claro, pero me pareció curioso que ningún hombre me diera, ni una sola vez, una respuesta parecida a las que me daban la mayoría de mujeres.

Dicho esto, por supuesto, también hubo señoras que me contestaron abiertamente y sin pudor y gracias a su colaboración tenéis aquí la tipología de señoras según sus pensamientos a la hora de devorar penes, encontrad vuestra categoría:

1. Las DIOSAS empoderadas

Estas son mis favoritas, ni cortas ni perezosas te dicen que se sienten verdaderas Afroditas cuando se comen un buen platanote. Todas están de acuerdo en que hacer disfrutar a su pareja las convierte automáticamente en dueñas de la situación, tienen el poder de hacer sentir placer, se sienten poderosas ante la perspectiva de tener la capacidad de hacer al otro lo que les venga en gana, de tener su disfrute entre sus manos, de ser ellas las que mandan.

2. Las nifúnifá

Estas me parecen mágicas, me dicen que a ver, que ellas penes comen, que si su pareja se lo pide ellas tiran palante, pero que la verdad pues tampoco les hace mucha ilusión, que de ellas mismas pues no sale eso de bajarse al pilón. Que no es que lo hagan mal, pero tampoco se entregan, ‘es una parte del sexo que meh, sin más’, nos dicen literalmente las afectadas.

3. Las que te regalan un privilegio

Estas señoras te dicen que sí, que ellas comen penes, que a ellas les gusta hacerlo, pero que no a cualquiera. Que meterse una picha en la boca es algo que no tienes que hacer con el primero que pase, que a la primera de cambio no tienes que comerte un cimbrel. Su mandamiento es algo así como ‘Solo comerás el pene del señor que se lo haya ganado con su esfuerzo, sudor y trabajo’. Ellas nada de regalar mamadas a desconocidos, no, no. O se lo han currado o te quedas con un metesaca y a correr.

4. Las entregadas a la causa

Estas se parecen mucho a las Diosas, pero no, van más allá. No es que les guste hacer a su pareja disfrutar del sexo porque ellas se sienten reinas y señoras, lo hacen porque es su parte favorita de la vida, han nacido para comer pollas, el don que dios les ha dado es el de la devoración de órganos sexuales masculinos, prefieren practicar ellas sexo oral al otro que que se lo practiquen ellos a ellas. Ven la comedura del pene como un arte ancestral, se toma la faena con poca broma, para ellas comerse una pinga no es cualquier cosa, es algo que hay que tomarse MUY en serio.

5. Las que prefieren antes la muerte

Haberlas haylas, muchas, muchísimas. Mujeres que solamente con imaginarse un pene dentro de su cavidad bucal les entran los siete males. Prefieren una muerte lenta y dolorosa antes que ‘meterme esa cosa en la boca’. Curiosamente muchas de ellas dicen que tampoco les hace especial ilusión que les coman el chichi, algunas de hecho me han dicho que se niegan a que se lo coman, que a ver qué hace un señor metiendo la lengua por donde ella expulsa el pis, que qué asco. Oye, algo totalmente respetable también, aquí cada una hace lo que quiere, cuando quiere y porque quiere.

6. Las que se desinflan 

Estas me maravillan, casi me ahogaba cuando leía las cosas que me escribían. ‘A ver, a mi comer penes me gusta, pero como tarde mucho en correrse, me desespero. Es que es muy cansao, tienes que estar ahí trabajando sin parar y a mí me duelen las cervicales y se me cansa la mano. Yo empiezo guay, pero tampoco me tiro ahí abajo la vida, que me agoto’. Pues eso, que empiezas con ganas, pero te aburres. Así que un poquito de mamada y luego a otra cosa mariposa, tampoco va a ser todo trabajar en la vida, joder.

7. Las teóricas

Mujeres que han leído, buscado y estudiado muchísimo sobre el tema. Han hecho un research de todo lo que dice internet sobre el causa, han buscado vídeos y los han visto solamente con fines de aprendizaje, tienen toda la teoría de pé a pá en su cabeza, han visto tantas fotos y tantos vídeos de penes que bien podrían realizar un estudio de la tipología peneal mundial. Luego les preguntas que si les gusta hacerlo y te dicen que sí, pero que siempre hay que aprender de gente que sabe, que ellas solas no sabrían muy bien por dónde tirar. Así que si no te disgusta comer penes y no sabes muy bien cómo empezar o cómo desenvolverte, pues yo te dejo aquí también este artículo mágico que tenemos en WeLover: cómo hacer una felación en condiciones.

Espero que os hayáis encontrado a vosotras mismas entre estas categorías y que, de paso, os hayáis echado unas risas y hayáis aprendido algo. Si vuestra categoría no está, por favor, ilustradnos en los comentarios, siempre estamos dispuestas a aprender cosas nuevas.

Ah, obviamente este artículo se extiende a mujeres que comen penes, a mujeres que comen chochos, a mujeres que se comen las dos cosas y a mujeres que no les sale del higo comerse nada. Todas somos igual de válidas y cada una hace la dieta sexual que le sale del pepete. Haz lo que te guste, que te hagan lo que te guste, haced lo que os guste y que no os coman la cabeza diciendo qué es mejor ni qué es peor, todo es igual guay.