Me gustas.
Me gustas y me gustas mucho, ¿lo sabes no?

Me gustas tanto que no quiero perderme nada de ti. Quiero conocer todas tus parcelas, recrearme en tu sabiduría, entender tus contradicciones. No quiero perderme tus fotos de Instagram de este finde, abrigadísimo en el Retiro. No puedo evitar volver a tus fotos del verano que pasó, qué envidia de fresquito, recuerdo haberte dicho mientras veraneabas en Galicia y yo aquí muerta del asco en Madrid. Viajo en el tiempo en tus redes sociales: te reconozco ahí con el pelo un poco más largo, me encantas ahí con esa chaqueta que ya no usas. No puedo evitar ver fechas y ponerme nerviosa. Saber que en esa época ni tú ni yo sabíamos que existíamos, pero qué cerca estábamos, ¿verdad? Visitar aquellos momentos tuyos donde yo no estuve y entender que eres producto de todos esos pasados, esos amigos, todo aquello que te rodeaba. Aqui una foto tuya de niño. #tbt. Qué mono. Saber que me gustas hoy por todo eso que fuiste ayer. Sí.

Las redes sociales, aquel fantástico lugar donde no sólo eres lo que eres ahora, sino que eres toda la acumulación de recuerdos que dejas plasmado. Todo aquí, todo hoy.

YouTube video

Miro tus fotos. Miro tus fotos porque me gustas, joder, pero de un minuto a otro, esa foto tuya que no es sólo tuya: es tuya y de ella. Tú con esas gafas que hace tiempo dejaron de llevarse y tus dedos enredados en su pelo; ella con esa sonrisa enorme que no puede más de sí. Me gustas más ahora, pero este tú también eres tú: tú y ella, abrazados, queriéndose. Otra foto. Ella mirando a la cámara como sólo sabe mirar la gente enamorada: como una imbécil. “Eres preciosa”, le pones. Otra foto. En esta, los dos mirando como imbéciles. Otra foto. Otra más. La que tiene cara de imbécil ahora soy yo.

El problema de las redes sociales (los recuerdos de Facebook, lo fácil que es ir atrás) es que uno puede terminar una relación de manera tradicional, pero si la relación sigue existiendo de manera virtual en esa acumulación de recuerdos, de una manera u otra sigue estando presente.

Tu ex, ese pasado. ¿Está en el pasado, de verdad? Porque yo la estoy viendo aquí. Vivita y coleando.

Las fechas de las fotos marcan un espacio enorme antes de nosotros: tú estabas enamorado de ella, yo tenía a otro en mi cama. Y no soy tonta, sé que ella ya no está, que tiene otro novio, otro pelo, otra vida. Que terminásteis bien, que no hay dolor ni duelo. Es una chorrada, pero qué quieres que te diga.

Me jode un huevo.