Yo siempre me he considerado una persona con gustos «normales» en la cama. Y pongo normales entre comillas porque no creo que haya una normativa sobre qué es o no es normal en el sexo. Cada persona tiene sus preferencias y mientras estas no afecten a la integridad física de los demás, no deben suponer ningún problema. Aún así, a veces llegan ciertas personas a tu vida que te hacen replantearte todos tus valores, todos los límites que pensaste que nunca cruzarías y que de repente, de un día para otro, te ves cuestionando.

Yo no sabía mucho más de la dominación que lo que había visto en películas y curiosamente (o no) el rol dominante siempre lo tenían los hombres. No entraré en explicar la larga lista de motivos por los que cincuenta sombras de grey no es un ejemplo a seguir en lo que a dominación se refiere, pero tristemente, mis referencias eran escasas.

El femdom o dominación femenina consiste en establecer una relación entre ama (papel dominante) y sumiso (papel pasivo) que se puede dar tanto en plano sexual como en el resto de ámbitos cotidianos. Cada pareja debe establecer sus reglas, lo que le gusta y lo que no. Crear una lista de qué se debe o no se debe hacer en la dominación femenina es tan absurdo como pensar que una pareja heterosexual sólo puede hacer el misionero.

Lo primero que tienes que hacer es sentirte cómoda contigo y con tu cuerpo. Disfrutar de la sensación de llevar tú las riendas. Las mujeres hemos estado reprimidas sexualmente durante mucho tiempo y aún hoy en día a muchas de nosotras nos cuesta librarnos de los prejuicios sexuales. Como si hubiera un manual de qué está bien o qué está mal hacer en el dormitorio (o encima de la encimera, o en el coche…) o fueras a ser peor persona por explorar y sentirte cómoda con tu sexualidad.

Aclarando los términos básicos, la sumisión es el sometimiento de alguien a otra u otras personas, mediante el acatamiento de su voluntad con palabras o acciones, mientras que el dominio es el poder que se ejerce sobre una o varias personas. Como ya he explicado antes, teniendo estos dos conceptos claros, cada uno puede jugar con su compañero como bien le parezca, las reglas las imponéis vosotros, que sois los únicos que conocéis vuestros límites. Aunque sí es cierto que hay determinadas prácticas que sí es usual hacer y que quizás si no entiendes del tema, pueden hacer que te sientas confusa, no hay nada mejor que abrir la mente e intentar entender nuevos puntos de vista. Lo primero que debes tener en cuenta es:

Disfruta: Si haces esto en primer lugar es para pasarlo bien, no para cumplir con ninguna fantasía de nadie. Evita las comparaciones con figuras de dominación de la televisión o el cine, pasa igual que con el porno, no reflejan una imagen real.

Habla: Si te apetece hacer algo pero te sientes confusa al respecto o te da vergüenza, ten en cuenta que puedes hablarlo con tu pareja y aclararte después. Al igual que tampoco debes pensar que puedes hacer/soportar algo por tu compañero de juegos. Ese no es el punto.

Siéntete cómoda con tu cuerpo y con tu posición: No puedes tener un rol dominante si no te sientes cómoda contigo misma. Si no te respetas tú…¿cómo van a respetarte los demás? mírate al espejo y siéntete segura con lo que ves.

No es obligatorio empezar por las prácticas más extremas, de hecho lo mejor es ir conociendo poco a poco dónde están vuestros gustos como pareja. Puedes probar cosas más suaves como atar a una silla a tu pareja para que no pueda moverse, vendarle los ojos o obligarle a practicarte sexo oral. Un tirón de pelos, un mordisco en una zona sensible sirven para ir aumentando gradualmente la intensidad de vuestros encuentros, pasando por unos azotes con la fusta o látigo en la espalda. No hay nada que esté  bien o mal  mientras sea consensuado. Muchas veces en la dominación ni siquiera es necesario el contacto físico, con el psicológico, basta. Lo importante es que seas tú quien lleva el ritmo en el encuentro, quien decide qué se va a hacer o qué no. No dejes que tu pareja te moldee o te manipule para hacer en el fondo lo que a él le gusta, porque entonces no estarás ejerciendo un papel de dominadora, sólo de marioneta.

Podéis serviros de diferentes juguetes para hacer aún más divertidas las sesiones, como mordazaspinzas para pezones o Fustas e ir subiendo la intensidad de los juegos si ambos disfrutáis. Hay prácticas más extremas en el mundo de la dominación como pueden ser el facesitting o la LLuvia dorada, todo es cuestión de ir probando qué os apetece en cada momento.