Hace poco más de un mes que estoy apuntada al gimnasio y para mi sorpresa no es que sólo esté apuntada, me he decidido a ir 4 días por semana a sudar bien la camiseta. Tengo la certeza que este nuevo hábito no es 100% gracias a mi fuerza de voluntad, más bien porque me he quedado prendada de mi monitor de body pump.

En estos momentos de mi vida me viene como una bocanada de aire fresco, siento que tengo ilusión por algo o por alguien, siento que quiero dar lo mejor de mi, siento que la vida es un poco mejor.

A decir verdad, a penas le conozco pero el poco contacto que he tenido con el sólo a sido para preguntarme que tal me sentía después de la clase o para corregirme en algún ejercicio, típico de las relaciones alumna-profesor ¿no?

Hablando de este tema con un amigo le comenté lo que me pasaba y lo mucho que me gustaba esta nueva persona. A lo que el contestó:

– Ese tipo tiene pinta de salir con chicas de gimnasio.

– ¿Perdona?

– Sí, ya sabes… Las personas suelen salir con gente parecidas a ellas físicamente.

(Primer puñetazo en el estómago)

Es decir, mi amigo cree firmemente que no tengo posibilidades con este chico porque no estoy tan en forma como él.

No estoy dispuesta a que nadie, NA-DIE, me venga con ese tipo de comentarios y por eso estoy desahogándome entre estas líneas y para decir a otras personas que si les ha pasado algo parecido hagan caso omiso, si quieres algo ve a por ello o a por él o a por ella, el tiempo te dirá si merece la pena o no. ¿A qué me refiero si merece la pena o no?

A que por supuesto todos tenemos nuestros gustos independientemente de la forma de ser de cada uno, quizás haya gente a la que se le conquista primero con hacerla reír o por ser amable o galante o educado o cariñoso… Y luego te fijas en los pedazo de ojos que tiene y en su sonrisa y en su físico ¡QUIZÁS!

Que también los hay que les pase al revés, primero físico y luego forma de ser. No voy a condenar a nadie a quien no le guste una persona gorda, es su gusto y lo respeto. Lo que sí que condeno es que a los que no estén gordos condenen a las personas gordas a no estar con alguien no-gordo. ¿PERO DE QUÉ COÑO VAN?

Primero, y uniéndolo con lo que he dicho anteriormente, si muy a mi pesar me fijo en alguien que piense así, tarde o temprano veré el fallo de esa persona porque obviamente alguien que piense así no se merece que pierda ni un minuto más en él y gracias a Dios el desencanto habrá sido tal que bye-bye a esa persona.

Y otra vez más tengo que agradecer a Dios, aunque no sea creyente, porque existan cosas más allá de un físico, cosas que te llenan, que te enriquecen, que te hacen sentir feliz y dichosa por tener a esa persona a tu lado, cosas como la esencia, los valores o la forma de ser de una persona.

Quiero creer y espero que mi nueva ilusión sea de las personas que piensen que hay más que un físico, independientemente si le pueda llegar a gustar o no algún día.

Y para las personas que no lo piensen tengo algo que preguntaros:

Cuando tengáis 90 años y la vida os haya dado vuestras alegrías y vuestras penas, ¿qué os quedará a parte de un físico marcado por la experiencia?

Autor: anónimo