¿Has llegado a ese punto donde un cuerpo 10 no te sirve ni siquiera para un polvo? Que sí, que es muy mono, que todas lo miran… pero es machista, o no tiene conversación, o es gilipollas, o escupe al hablar. Ya no te vale cualquier cosa, te has vuelto selectiva.

Voy a contaros la experiencia que tuve hace 1 mes. En el Orgullo pasado estuve unos días en Madrid para básicamente salir y beber sin control. Y ya se sabe que hay viajes que te marcan y noches raras donde conoces gente que cambia tu vida, ya sea para bien o para mal.

Estando una noche en un pub, apareció un tío salido de “Mujeres, Hombres y vicebershka”, con cuerpo apolíneo, camisa de tiras dejando sus músculos al descubierto y unas gafas de sol de espejo (os recuerdo que era de noche y estábamos dentro de un pub).

.

cachas

.

Se acercó a una de mis amigas y empezaron a mirarme, cuando veo que mi amiga se empieza a reír y a señalarme. Madre del cordero…

Entonces viene mi amiga y me dice “hay alguien que te quiere conocer”. Y yo pensando “por favor, que sea el chino de las flores y no éste”. Porque con el paso de los años he visto que tengo poco en común con los musculitos. De todos modos me dije: Luci, no prejuzgues. Y allá me fui. Su presentación fue “Hola, ¿qué tal guapi? Soy Pablo y soy ex Mr. Toledo

.

indiferencia

.

Así, como si fuera el rótulo de una cita de First Dates (el nombre y la provincia los he cambiado para no acabar en un juzgado de Plaza Castilla). Luego  pensé “espera, conócelo un poco más, lo mismo te sorprende”.

Al cabo de un rato me empezó a decir que le gustaban las chicas curvys, pero no pudo expresarlo de peor manera. “Me gustan las chicas gordis y sexys como tú, me da igual que sean gordis si son sexys” (a esto tenéis que anotarle un tono súper rancio mientras lo decía). Así que empecé a pensar en un plan mental para salir de aquel escenario a toda prisa. Y de pronto veo que mientras le estoy hablando, empieza a mover los pectorales como si fuera un malabarista con unos limones –pum pum, pum pum-.

.

pectorales

.

Y me dice “¿qué estás mirando guapi?” ¡¡¡Como si hubiera otra cosa que mirar!!! Pero además pensaría que resulta sexy… y yo estaba a punto de echar sangre por los ojos. Necesitaba whisky para olvidar y la barra demasiado lejos de mí.

Pero en toda esta vorágine de sinsentido el ex Míster seguía hablando, pensando que me tenía en el bote, cuando en medio de una frase escuché un “haiga”.

.

say what

.

¿Cómo? ¿Haiga? No, no puede ser verdad. Debo estar sorda. Igual haiga es el nombre de un pueblo, de su hermano pequeño o de su perro. No podía estar enfrente de un portento de la naturaleza, pero me atreví a embarrarme, así que le pregunté.

Mira, perdona, que tengo yo una duda. ¿Qué es haiga?

Pues haiga. Del verbo haber.

Y en ese momento se me cerraron las piernas como una compuerta de doble cámara. PLAS.

Y le dije.

Magia, del verbo desaparecer.

.

magia

.

Mis amigas me recriminaron que soy demasiado exigente, que para un polvo qué más dará. Pero llega un punto en la vida en que un “Haiga” no te puede valer ni para un polvo. ¿Qué placer te va a dar un “haiga”? mientras te penetra pensando en su placer y moviendo los pectorales. Que no, que no. Yo me niego. Demasiados “haigas” he tenido. Ahora sólo quiero “hayas”. Y mientras tanto nena, noche romántica con la mano derecha. ¡Y a dormir!

@LuciaLodermann