8am, alguna calle de Chamberí. Las Wayfarer ocultan tus ojos con sueño mientras caminas lenta, mirando escaparates y recordando la cita de ayer. Ah–la cita de ayer. Después de anoche te sientes maravillosa, pibonazo, invulnerable. Llevas un café en una mano y un sándwich del Rodilla en la otra, muy Desayuno con Diamantes todo, y sientes que de repente eres la prota de una historia de película con final feliz, comienzo feliz, todo feliz.

¿Llevas cuantas? ¿Diez, doce citas? El día que descubriste que habías tendido y destendido todas tus sábanas junto a él dejaste de contar. Nota mental: comprar sábanas nuevas en las rebajas. El café te escuece los labios enrojecidos y no sabes si has tapado bien con maquillaje la evidencia del roce de su barba contra tu cara. Él. Su barba descuidadaperocuidada de varios días, él. Esa sonrisa de saberlo todo y a la vez no saberlo nada, él. Sus ganas de vacilarte y tus ganas de dejarte vacilar. Él. Te rozas la barbilla con el revés de la mano. Cierras los ojos. Él.

¿Cuánto bebiste ayer? Una birra, otra, otra más. Risas hasta doblarse de la risa en la barra del Penta. Besarse como dos adolescentes ansiosos en un taxi sin aire acondicionado. Subir corriendo las escaleras felices, descojonados, como dos niños para los que no existe nada más que un aquí y un ahora. Descubrir su piso, su habita, su almohada. Aquella foto tuya del fotomatón que te robó de la cartera cuidadosamente puesta en su mesilla de noche. Nota mental: Preguntarle si debemos cogernos un puente y hacer una miniescapada.

“En qué lío me estoy metiendo…” te dijo sin mirarte, mientras recorría tus piernas a besos. La frase no se te olvida. El amor es un lío, piensas. Pero qué lío más maravilloso. Nota mental: ¿para cuándo el anillo, la boda, los hijos en el concertado?

Hoy te marchaste pronto, te despediste con un beso, él te dijo “hasta la próxima”. Encuentras una boca de metro y mientras bajas las escaleras sabes, con certeza, que estás ante una historia digna de una peli romántica. Lo que no sabes es que mientras desapareces de la superficie sonriendo tarada y risueñamente, él está eliminando tu número, borrando tu chat, bloqueándote en whatsapp. No sabes que no oirás de él nunca más, que no cogerá nunca más tus llamadas y que tus mensajes sólo tendrán un triste check gris. No sabes que te encontrarás agobiada, que te sentirás culpable, que pensarás que has hecho algo malo. No sabes que hoy ha sido la última vez que lo verás: que este guión romántico se ha vuelto unilateralmente en un feo drama… y que nunca sabrás por qué.

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