Ventajas de estar soltera en Navidad

Se habla mucho de lo malo que es estar soltera en Navidades. Que si apetece tener un noviete con el que compartir el último beso del año, que si da mucha pena no recibir y dar regalos en pareja, que si es horrible tener que aguantar a amigos y familiares con la eterna pregunta de ‘¿Y tú aún no tienes novio?’… Pero ¿y qué hay de todas las cosas buenas de no tener pareja en Navidades?, porque las hay, amichis, ¡hay cosas buenas de ser soltera todo el año, y en Navidades no iba a ser menos!

1. No tienes que repartirte entre tu familia y la suya para los días claves. Mis padres están la mar de contentos de que yo me instale en su casa prácticamente desde el 24 de diciembre hasta el 1 de enero. Saben que cuentan conmigo para el 24, el 25, el 31 y el 1, y no tienen que compartime con nadie. Nada de tener que buscar respuesta a la temida pregunta de ‘¿Este año cenamos con tus padres o con los míos?’ 

   

2. Ahorras. Ahorras mucho. Porque es Navidad y no le vas a regalar a tu chico una cutrez, hay que currárselo y eso, o eres una manitas (en el buen sentido, golfos!) y le haces algo casero muy chuli, o te toca apoquinar. Estando soltera, eso que te ahorras. Y si ya estás metida en la familia, toda colaborar con los regalos a sus padres. Y no hablemos de si ya estás casada y él tiene sobrinos, ojo que ahí hay un gasto considerable…
3. Comes menos. Vale, en tu casa te pones como el kiko, porque es Navidad, y hay que comer como si el mundo se acabara el 31 de diciembre, pero da gusto saber que sólo te tienes que comer los polvorones y el roscón en tu casa. Porque ¿hay algo peor que terminar de comer en tu casa el día 25 de diciembre, rebosando cochinillo por los poros, y tener que ir a casa de los suegros a tomar el café? Café que viene con turrón, polvorones, unos Ferrero Rocher y hasta roscón, que aquí no se espera uno al 5 de enero…

   

4. Te puedes emborrachar y los únicos que te verán de resaca el día 25 o el 1 serán tus padres. Nada de tener que ir muriendo de la resaca a casa de los suegros a comer y a ser una mujer respetable delante de adultos y niños; estando soltera te levantas, te duchas y te vas a ver a papá y mamá, que sólo te van a mirar un poco mal por tener ese careto resacoso a tus 33 años

   

5. Puedes ligar. La gente pilla cacho en estas fiestas, esto es así.
6. Puedes hacer lo que quieras en tu tiempo libre. En mi curro tengo vacaciones entre Nochebuena y Año Nuevo, así que tengo toda esa semana para hacer lo que a mí me apetezca: salir hasta morir o quedarme en casa durmiendo, gastarme el dinero en ropa, pasarme el día en pijama, ir a casa de mis amigos o no moverme del sofá en todo el día… ¿Sigo? Cuando estás soltera tienes cero compromisos, por lo que puedes hacer lo que a ti te dé la gana sin preocuparte de que tu pareja (o su familia) se lo vaya a tomar mal. 

   

7. No tienes que acompañar a nadie a comprar regalos para tus familiares. Tú te lo guisas, tú te lo comes y no tienes que andar aconsejando a nadie para saber qué le compra a su madre este año.
8. Aguantar la eterna pregunta de ‘¿Aún sigues soltera?’ no es tan horrible. ¿En serio supone tanto trauma?, pensad que siempre puede haber un peor y es la primera Navidad que pasas con la familia de tu chico: ‘¿Y a qué te dedicas?, ¿y cuántos años dices que tienes?, ¿y qué opinan tus padres de que no pases el día 25 con ellos?, les habrá dado mucha pena, no?. Niños, niños, venid todos a conocer a la nueva novia de vuestro tío Fulanito… Ay Fulanito, no me habías dicho que tu novia era tan guapa…’ (‘¡Gracias señora, ahí me ha ganado!’).

   

Quizá yo tengo mucha suerte y no tengo una familia puñetera que me avasalla a preguntas que no son de su incumbencia, quizá es que me gusta tanto la Navidad que la disfruto por igual sola o acompañada, o quizá simplemente es que no me traumatiza estar soltera, ni en Navidad, ni el resto del año. Así que nada de traumas, ni preocupaciones, ni balbuceos ante las preguntas inoportunas, una sonrisa en la cara y un pensamiento de ‘Mejor soltera que metida en un matrimonio aburrido como el tuyo’ cuando nos toquen las narices.

Y Feliz Navidad!