Disculpen la arrogancia pero yo me considero una naranja completa. Es bonita la idea de un alma gemela, y desde luego nos la han inculcado a fuego. Basta con repasar el arsenal de películas tipo chica conoce a chico y comieron perdices. Sin embargo eso presupone que somos seres incompletos, que nunca nos sentiremos plenos o realizados hasta encontrarla. Y claro, la mayoría de las veces eso ocurre dentro de tu misma ciudad. Casualmente. Esos naranjos de los que venimos deben de ser muy bajitos.

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¿Qué ocurre si no te gusta tu media naranja? Porque los gustos cambian, y aunque de pequeña alimentarme de sugus por siempre jamás me pareciera una opción factible, pues sinceramente ahora no la contemplo. ¿O si tu media naranja fallece? ¿Has de condenar tu existencia a la infelicidad? ¿Vagando por el mundo entre regueros de zumo de naranja? ¿Lamentando que era muy joven y que su fecha de caducidad aún no había llegado? Dejémonos de tonterías. El amor es genial (cuando va bien), pero la vida va cambiando, así como tu misma. Soy feliz contigo, pero si te vas también puedo serlo. Sí, al principio e incluso aún ahora duele y duele mucho. Pero no es el fin del mundo. Por respeto hacia uno mismo y hacia la pareja tenemos que ser capaces de ser felices de forma autónoma. Nuestra felicidad no debería depender totalmente en esa otra persona. Somos más que su pareja. Esto nos lleva a otro mito igual de dañino: el alma gemela. ¡Que bien! Pasar 24 horas juntos y hacer las mismas cosas. Puede que exista gente a la que le funcione, pero al acabar el día ¿de que hablan? ¿ Hacen una especie de “los comentarios del director” como en los extras de un DVD? Además siendo tan iguales, nada de lo que digan sorprenderá al otro, quedando atrapados en una relación absolutamente plana, monótona y predecible.

Quizás sea yo un calcetín desparejado o una media naranja descatalogada, pero me gusta sentirme entera. Disfrutando tanto de las épocas con pareja como de las de soledad. Soledad relativa, porque como cítrico completo dispongo de una vida propia, en la que aunque no haya príncipe azul de por medio, hay un montón de risas y abrazos. Porque este supuesto desastre me encanta.

Por último un consejo: Diez de cada diez médicos recomiendan una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras. ¿Por qué limitarnos entonces a las medias naranjas?

Autor: Nere