Mucho debatimos aquí sobre los problemas del sobrepeso, los complejos, las envidias o las preferencias masculinas respecto a nosotras. Nos pasamos horas (yo la primera) preocupándonos de qué opinarán los demás e intentando generar la mejor impresión posible cuando el secreto de lo que los demás piensen de nosotras, está en nosotras.

Suena a topicazo, lo sé, pero cuanta más experiencia acumulo y gente conozco, solo reafirma la opinión de que los demás verán en ti lo que tú quieras que vean. La actitud lo es todo en la vida. Quizás un pecho grande y una cintura pequeña te ayuden a captar más miradas que el resto pero tras un breve intercambio de información, la actitud es lo que prevalece. Si sales de casa orgullosa de tu escote, alguien lo piropeará esa noche. Si estás feliz por haber ascendido en tu trabajo, atraparás el doble de miradas. Si confías en que todo irá bien, así será.

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Promover un proyecto como Loversize me ha ayudado a ver que hay pocas cosas más atractivas a los ojos del resto que creer en uno mismo. Loversize nació por la necesidad de compartir nuestra realidad, y creció (y crece) por la sinceridad y confianza que desprende. No somos modelos y sin embargo estamos dispuestas a exponernos al mismo nivel que otras que sí lo son. Enfrentamos nuestros complejos enseñándoselos al mundo y proyectando así una seguridad que gusta, al igual que gustaréis el día que salgáis de casa con la cabeza alta y el culo prieto.

¿Cuál es el problema entonces si tenemos el secreto al alcance de la mano? Pues que a veces cuesta creérselo. Que aunque sepas que eres de las que tienen ese ‘je ne sais quoi’, que aunque no dudes de tu inteligencia o de tu capacidad para resultar interesante, hay días en los que es difícil ver más allá del prominente michelín o de la arruga de turno. Lo importante es que solo sean eso, días. Veinticuatro horas en las que lamentarse por no ser perfecta pero renacer la mañana siguiente bailando cual Beyoncé hacia el espejo del baño para repetirnos: SOY LO MÁS.

La belleza es efímera y tarde o temprano se marchita. Lo que hay dentro de tu cabeza solo se enriquece con el tiempo y depende de ti que le saques el mejor provecho.