Educar al cerebro gordo

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  • Javier Q: [email protected] on #96008

    Gordibueno al aparato!

    Toda mi vida he sido el niño de las dietas y como buen gordo que soy, he cazado al vuelo más rebotes que Pau Gasol, con lo cual, lejos de estabilizarme y llegar por fin a mi objetivo, me he acabado convirtiendo en un acordeón humano (y encima ni siquiera me tocan..JAJA).

    Tras rebotar y rebotar, a uno le invade la inevitable culpabilidad, cuando además puede comprobar que ha perdido absolutamente el control tras el esfuerzo titánico que ha supuesto bajar unos kilos y sin darse cuenta, los kilos han llamado a sus amigos y han montado una fiesta en tu culo que parece que no va a terminar jamás. AGH!

    He hecho dietas basadas en calorías, disociaciones de alimentos, hiperprotéicas e incluso he llegado a embucharme de pastillas y complementos de esos tan guays que valen una pasta y lo único que adelgazan es el bolsillo, pero con los años (uno ya tiene una edad), tras una profunda reflexión interior, cuando la última vez me puse como la Ramona que cantaba Esteso, deduje que hay algo que hay que tener muy en cuenta, que el cerebro ¡también engorda!

    Tu cerebro es probablemente el organo que más te hará sufrir con esto de las dietas, y es que yo, por ejemplo, cada vez que reboto, pierdo la estima y las ganas de luchar, por lo que para volver a arrancar con esa energía característica que nos luce el primer día de dieta, necesito un periodo muy muy largo de barbecho, de concienciación y de hacerme a la idea de que tengo que volver a enfrentarme con el monstruo horrible que me hace comer como un enfermo, amén de que aumento un montón de kilos mientras me decido.

    Bien, este es el primer síntoma: el cerebro nos boicotea planteándonos una realidad que no existe y tan solo está en nuestra cabeza.

    Qué connotaciones tenemos asociadas a la palabra «dieta»? peor aún «EL RÉGIMEN»? uoooo!!! todas horribles…. esclavitud, paciencia, enfermedad, restricciones, malestar, condicionamiento.. true true… La primera imagen de las acelgas cocidas a pelo y filete de pescado blanco seco e insipido vuela por nuestra cabeza y nunca se irá de ahí aunque seamos el Ferrán Adriá de la cocina dietética.El cerebro vuela por delante de nosotros y se encarga de boicotearnos para que el camino hacia nuestro éxito sea una auténtica tortura!.

    Lo primero de todo para llegar a perder peso sin que esto nos ocasione un sufrimiento, debería ser ponernos de acuerdo con nuestra cabeza, manteniendo un diálogo interno para aplacar las ansias de boicot, asumiendo que vamos a pasar por un proceso muy largo en el que se requiere de mucha constancia y la primera puerta que deberíamos abrir es la de la aceptación del proceso al que nos vamos a enfrentar. Podemos relajarnos y comprobar que no solo no es malo, sino que además un camino bien hecho, nos puede cambiar la vida para siempre (asociar la palabra «dieta» y la sentencia «para siempre» parece peor que una cadena perpétua).

    Hay gente que en lugar de llamarlo dieta, lo llama «estilo de vida» bien, esto funciona porque se anula la temporalidad y por tanto los objetivos se disipan al centrar nuestra atención en el hoy y no en el futuro, me explico; cuando mantenemos un objetivo muy ambicioso a largo plazo, es muy posible que tras pecar tres veces, nos echemos a llorar llenitos de culpabilidad y mandemos todo nuestro trabajo a la mierda por no haber sido capaces de mantenernos rígidos a la tentación. Hay que tener claro esto, nos debemos consentir ciertas licencias de vez en cuando, es hasta saludable porque reactivamos otra vez la maquinaria que nos permite seguir perdiendo peso, lo importante es tener muy en cuenta que la vida está para vivirla y aplicar las medidas después, para no soltar el timón abrumados por la culpabilidad.

    Tenemos una cena especial, un cumpleaños… Hay que disfrutar, sabiendo que una comida fuera de nuestra dieta no es una traición imperdonable a nuestro cuerpo, sino una parada y fonda para continuar con mucha ilusión, así podemos disfrutarla en lugar de llegar a casa despues y vaciar la nevera porque, ya que estamos, vamos a tirar la casa por la ventana… Tampoco debemos tener miedo a los alimentos prohibidos, por ejemplo, en mi caso, ahora estoy haciendo una dieta equilibrada, en la que suelo tomar aderezos limpios, verdura de primero y proteina de segundo (lo de toda la vida de dios que han hecho siempre las madres), planchita, vapor y nada de fritos ni harinas ni rebozados… Creo que los hipsters lo llaman paleodieta, pero esa imagen de mi madre con una cachiporra en la mano y un vestido de piel de mamut, no me da muy buen rollo… Aun así, tengo que contar con consumir alimentos pecaminosos, y no excluirlos bajo pena de destierro de mi vida, ya que cuando los consuma (y por crom que los consumiré) no me sentiré sucio ni culpable.

    A lo que voy, yo no tomo azúcares rápidos, que son veneno venenoso para mi, ya que soy prediabético, así que lo tomo en forma de polisacárido complejo, aka vegetalus corrientuchus, que se van degradando lentamente y no producen picos de glucosa que provocan la aparicion masiva de insulina que hace que comas más azúcar que hace que aparezcan picos de glucosa que hace que aparezca más insulina que hace que comas más azúcar que provocan picos de insulina hacen que comas más azúcar…chunda chunda… oyes la fiesta en tu culo? pues ahi lo llevas!

    Todo esto está muy bien, estamos todos muy saludables y hemos descubierto que rompiendo el ciclo del azucar desaparece la ansiedad… esto es guay…. hasta que pasas delante de una pastelería y quieres meterte la mano, arrancarte los ovarios y hacerte un nudo con ellos en la cara para no ver lo obsceno del escaparate…

    Yo tengo un alumno al que doy clases de guitarra y al que todas las semanas veo… Le hablo de mi dieta, me dice lo bien que estoy… es estupendo, pero pasada esta semana santa me dice que ha estado por ahí de viaje y el tio me trae ¡una torta de chicharrones! tronco, una torta de chicharrones? en serio? que además eso no era una torta, era un puto roscón de reyes hecho torta, con fruta escarchada y almendra molida…. Sin mirarlo, yo ya estaba teniendo taquicardias… le dije que se lo llevara, pero el, tenia claro que me lo iba a encasquetar…

    – Pero pruebalo, hombre!

    Estamos locos…. Se lo di a mi madre y al abrir la bolsa y verlo (y olerlo)… os juro que entré en crisis… noté las taquicardias y me puse violento… Llevaba tres meses sin contacto con el azúcar y no estaba acostumbrado a esos olores de bollería tan penetrantes y deliciosos.

    Estuve soñando con la puñetera torta tres días. El cerebro ya estaba imponiendome la imagen de la tentación… Tardé una semana y media a base de fuerza de voluntad en disipar esa ansiedad tan brutal que me duró tanto tiempo, pero terminé desgastadísimo. Casualmente, al terminar la semana santa, comienzan las fiestas de mi pueblo y ponen la calle llena de puestecitos de comida, que a mi me resultan bastante inocuos, salvo uno en concreto…. Un puesto de bollos gigantes, gigantes!!… yo no los había visto en mi puñetera vida!

    Esa noche me metí en casa a comerme la coliflor al vapor entre temblores y sudores fríos y ahi fue cuando, sumado al desgaste que ya llevaba, empecé a desesperarme de verdad…. Con el monedero en una mano y las llaves de casa en la otra, debatiendo internamente si pasar de todo y bajar a por la oferta de tres bollos xxl por 5 pavos, subir a casa y zamparme los tres de una sentada… No se como lo hice, pero me tomé un yogur de postre, me puse la tele y aun sin dejar de pensar en ello, porque estaba en la puta puerta de mi casa, conseguí relajarme. Finalmente esa noche pude dormir.

    Estuve otros tres días soñando con los apetitosos bollos gigantes y llegué a la conclusión de que eso no podía continuar así… En la calle hay azúcar, en los supermercados hay azúcar… Paso horas leyendo etiquetas de productos en el super para ver cuantos gramos de azucar hay y creedme, es realmente desesperante, pero luego veo un puesto de bollos y me pongo hasta el culo… Es una contradicción que había que detener, porque ya empezaba a perder el control de nuevo, de modo que decidi programar un día para hacer una cata controlada y así tener la excusa de poder reiniciar la maquinaria, ya que despues de 22kgs de peso perdidos, llevaba una semana y pico sin perdidas relevantes.

    Lo primero de todo, si me voy a pasar, me paso con calidad, no voy a vender mi cuerpo por un paquete de bollos chinos de un euro, así que fui a la pastelería y compré un pepito de chocolate y un triangulo de esos de hojaldre que tienen crema pastelera y nata por dentro. Subi a casa y me dispuse a merendar… Con los bollos delante, hice un examen visual completo y comencé a degustarlos sin prisa, intentando darles la importancia justa sin excitarme demasiado y voilá! descubrí algo muy interesante…. Esos bollos de alto standing eran mucho más sabrosos en mi cabeza que en el paladar. De hecho, yo hacía unos días había tomado unas fresas naturales que me habían parecido mucho más atractivas que esos bollos… Resulta que mi cerebro me tenia puesta una venda… estaba ansioso por el dulce y resulta que al degustarlos, empiezo a captar matices que no me agradan, la masa seca, tampoco están tan buenos, los percibo grasientos…. puf… Volví a la calma, y ahora estoy trabajando en relajar las expectativas porque mi cerebrito bendito ha hecho una lectura que es surrealista y me empuja a mi detrás como un loco, pero nada más lejos… La realidad es que captaba notas industriales y no me resultaban nada agradables. Por tanto, creo que he podido acariciar al pepito y no me ha mordido, la cosa está bien… la experiencia ha sido muy positiva para mi, porque tras cierto trabajo, nunca volveré a ver a los dulces de la misma forma en la que los percibe el cerebro, así que debo tener muy en cuenta mi experiencia para adaptar a la realidad las expectativas… Ahora, a seguir con mi dieta y dentro de un tiempo, volveré a repetir la operación para ir fijándola en mi cerebro despacito. Para mi lo más importante de todo ha sido controlar la ansiedad y retener a la imaginación que nos juega malas pasadas, ya que la expectativa del coco es con creces peor que la experiencia real.

    Besitos gorditos!

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    Kelly BR
    Invitado
    Kelly BR on #96685

    Me ha gustado mucho este artículo porque me he sentido identificada con muchas situaciones. El cerebro es lo primero que debemos preparar al empezar una dieta y mientras el cerebro no esté preparado, lo que solemos llamar «mentalizarse» la dieta no va a funcionar. Cada vez que alguien me ha dicho «te voy a» poner a dieta o le han dicho a mi chico «tienes que ponerla» a dieta, me ha poseído el increíble Hulk y hubiese roto una mesa de un puñetazo. Yo soy la única que me tengo que poner a dieta y lo haré cuando mi cerebro esté preparado, porque si no va a ser una tremenda decepción porque está avocado al fracaso.
    Por cierto, lo que te pasó con esos bollos me pasó a mi con unas super magdalenas de chocolate (que llaman ahora muffins) que después de obsesionarme con ellas, cuando al final me fui a comer una sólo me sabía a harina y no me la acabé. Para mí fue una super hazaña y me siento como una heroína al contar «que me la fui a comer, pero ahí se quedó»… maldito cerebro, ¡qué triste tener que sentirte orgullosa por eso!

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    Almu
    Invitado
    Almu on #96768

    Eres un crack!! Has escrito algo que nos pasa a todos los gordis de la manera más «dulce» (nunca mejor dicho). Yo llevo meses así, intentando adelgazar después de muuuchos meses haciendo autoayuda para comer sin ansiedad ni frenesí (paso 1 conseguido) y frívolizando que es solo comida para subsistir. Pero en cuanto tengo el bajón como mis adoradas palomitas y mi vino y no me los quita ni diosss….

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    Miguel Ángel
    Invitado
    Miguel Ángel on #96777

    Olé tú chocho. Creo que has escrito la clave de la dieta y de perder o no perder peso, a mi me ha pasado con muchos alimentos, sobre todo con las bebidas azucaradas y con la bollería también, quitando alguna cosa o es artesanal o no me apetece nada con el paso del tiempo. Lo describes genial de verdad, y cuando me organicé así la cabeza fue cuando noté un cambio en el cuerpo de verdad, pequeños hábitos, pequeños cambios de coco y para adelante!! Gracias!!

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