El Vecino. capítulo 13

Inicio Foros Querido Diario Relatos El Vecino. capítulo 13


  • Autor
    Entradas
  • Moetsi
    Participante
    Moetsi on #147113

    El lunes a mediodía me recogió como siempre y después de haberle dado varias vueltas la noche antes, tenía la necesidad de hablar con él:

    -¿Tienes algo que hacer esta tarde?- le pregunté.
    -En principio no, ¿porqué?
    -Porque yo trabajo hasta las 7, pero si después de esa hora estás libre, quiero quedar contigo, tenemos que hablar de algo que es importante para mí.
    -Los “tenemos que hablar” nunca son buenos- dijo con gesto serio.
    -No lo entiendas así, no es que sea nada malo, pero es algo que necesito hablar y no quiero aplazarlo.
    -¿No podemos hablarlo ahora?
    -No es una conversación para tenerla en 10 minutos ni para dejarla a medias, prefiero que vayamos a un sitio tranquilo y podamos hablar sin prisas.
    -Está bien, como tú quieras.

    Acordamos que me recogería a la salida del trabajo, cerca del centro comercial había un parque con un mirador y allí podríamos pasear tranquilos mientras hablábamos.
    A las 7 en punto estaba en la puerta de la tienda, me acerqué hasta él:

    -¿Has dejado el coche en el parking?
    -Sí.
    -Vale, pues espérame en la puerta principal, hoy salgo por la zona de personal, voy a por mi ropa, que no me apetece ir con el uniforme.

    Bajé a las taquillas, me cambié de ropa y salí a su encuentro. Mientras caminábamos hacia el mirador le pregunté qué tal le había ido la tarde y si había hecho algo hasta la hora de recogerme, pero apenas me contestó con monosílabos.

    -¿Te pasa algo?
    -Nada, solo que no sé de qué querías hablar y estoy intrigado.
    -No, estás preocupado y se te nota en la cara.
    -Sí, eso también… ¿vas a decírmelo ya?
    -Relájate, no tienes por qué preocuparte, solo quiero que hablemos.

    Habíamos llegado al mirador, justo enfrente había un jardín donde la gente solía sentarse en el césped, y como aun era de día y hacía sol, estaba lleno asique nos sentamos en un banco que estaba un poco más retirado.

    -Creo que tenemos confianza suficiente como para que pueda hablar contigo de cualquier cosa y en lo que a sexo se refiere creía que nos entendíamos bien, desde el primer día sentí que conectamos de una manera especial, contigo puedo ser más atrevida y me apetece probar cosas que a lo mejor no haría con nadie más, tú me das esa confianza y quiero que los dos podamos disfrutar de eso.
    -¿Esto es por lo de ayer?
    -Es que no entendí tu reacción y en el momento lo dejé pasar, pero necesitaba preguntarte si fue porque no te apetecía o hay algo más.
    -Pues claro que me apetecía.
    -Entonces ¿por qué me frenaste así? Si esto pasa el sábado, no me hubieses frenado ¿me equivoco?
    -No, no te equivocas, pero creo que tenía que respetar el sitio en el que estábamos.
    -Pero si a los dos nos apetece ¿porqué no hacerlo? Da igual si era mi casa, fui yo la que empecé, y si a mí no me parece irrespetuoso, no tienes porque sentirte incómodo. Sé que no lo pretendes, pero me proteges demasiado en ese sentido, tienes que dejarme ser libre de tomar mis propias decisiones.
    -En eso tienes razón, no puedo decidir por ti.
    -Tampoco quiero ser la única que decida cómo, cuando y qué pasa entre nosotros, somos dos y tenemos que hacerlo juntos. No pretendo quejarme, todo lo contrario, siempre te aseguras de que yo disfrute y lo paso realmente bien contigo, pero si surge, tienes que dejarme hacer lo mismo por ti, no porque te lo deba, si no porque quiero hacerlo, no lo veas como algo inapropiado porque no importa donde estemos, importa que los dos queramos.
    -No quise hacerte sentir mal, ni que pensaras que lo veía como algo inapropiado, no lo es, solo lo evité porque no es algo que necesite y no quería que te sintieras obligada a hacerlo por mí, ahora ya sé que no es así y la próxima vez será diferente.
    -¿Así que crees que habrá próxima vez?- le pregunté curiosa.
    -Eso espero, y de hecho, porque aquí hay mucha gente, pero si no, podría ser ahora mismo.

    Los dos sonreímos cómplices.
    Seguíamos sentados en aquel banco, me acerqué un poco más a él de manera relajada, inclinando mi cabeza sobre su hombro, me rodeó con el brazo al mismo tiempo que coloqué mi mano en su pecho y jugué con uno de los botones de su camiseta:

    -No ha sido tan malo como pensabas.
    -No, pero la verdad es que me preocupé cuando dijiste que teníamos que hablar, generalmente nunca es bueno.
    -Al contrario, hablar sirve para conocernos más, para entendernos y saber lo que queremos y lo que esperamos el uno del otro, lo realmente malo es tener la necesidad de hablar, y no poder hacerlo, la suerte que tengo es que contigo sé que puedo hablar de cualquier cosa.

    Nos quedamos un poco más allí sentados, disfrutando de ese ratito juntos hasta que empezó a oscurecer, yo había quedado en ir a cenar a casa de mi tía, vivía muy cerca de mi casa así que me llevó hasta allí. Un rato antes me había pedido que le prestase unos cuantos discos de la colección de mi hermano, y me pareció una ocasión perfecta para dar un paso más.

    -Mañana por la tarde salgo a la misma hora, si quieres te aviso cuando llegue a casa y bajas a buscar los discos.
    -¿No estarán tus padres?
    -Sí, pero no pasa nada, aunque si te da vergüenza puedes pedirle a tu hermana que te acompañe, o que baje ella.
    -Puedo bajar solo, no me da vergüenza, pero me sorprende que a ti no te la dé.
    -Supongo que tendrán que ir acostumbrándose a vernos juntos, poco a poco.

    Al día siguiente le envié un mensaje para decirle que ya había llegado a casa y unos minutos después bajó.
    Mi madre le abrió la puerta:

    -Hola ¿Está Elsa en casa?
    -Acaba de llegar, voy a avisarla.

    Vino a buscarme, un poco sorprendida de verle allí:

    -Pregunta por ti el vecino de arriba.
    -Sí, me pidió unos discos y le dije que bajara hoy a buscarlos, dile que pase.

    Mi madre le acompañó hasta la habitación y se quedó en la puerta, no porque desconfiase pero le resultaba raro verle allí, tenía curiosidad. Le hice un gesto con la cabeza para que nos dejase solos, aunque era mi madre, resultaba incómodo tenerla allí mirando.

    -Bueno, yo os dejo tranquilos que me voy a preparar la cena- cerró la puerta y nos quedamos solos.

    Estuvimos un rato mirando los discos y eligiendo cuales se llevaría, le ofrecí tomar algo pero no quiso entretenerse demasiado. Para mí era distinto porque yo había ido muchas veces a su casa estando su madre, pero para él era la primera vez y aunque no lo reconociese, estaba un poco nervioso, me hacía gracia verle así.

    -¿Porqué sonries tanto?- me preguntó.
    -Porque me hace gracia, si te vieras…
    -Tengo la sensación de que tu madre va a abrir la puerta en cualquier momento.
    -Tampoco pasaría nada si lo hiciera, pero tranquilo, no va a entrar, se ha ido a la cocina, puedes respirar.
    -No pasará nada siempre que no me vea haciendo esto- dijo mientras se acercaba y me rodeaba por la cintura.

    Nos besamos y fue instantáneo, algo se encendió, era un efecto casi inmediato, en el momento en que nuestros labios se rozaban perdíamos la noción del tiempo y el espacio, y nos importaba poco cuanto nos rodease.
    Cuando me besaba podía sentir como se me erizaba la piel, se me dilataban las pupilas, se me aceleraba la respiración, la presión sanguínea aumentaba y me hacía perder la conciencia, el efecto que provocaba en mi eran adictivo, como una droga.
    Si pudiera alimentarme solo de sus besos, lo haría eternamente.
    Nos apoyamos contra la puerta, en un intento de preservar cierta intimidad y movidos por el deseo de alargar aquella situación unos minutos más.
    Sabíamos que no podíamos dejarnos llevar demasiado, pero cada vez se hacía más complicado.

    -No quiero echarte, pero si no te vas ahora, no sé como vamos a parar esto- le dije susurrando mientras él seguía besando mi cuello.
    -Lo sé- volvió a besarme en los labios, un poco más calmado- pero ya no puedo vivir sin tus besos.

    Le abracé, tanto y tan fuerte que podía notar cómo latía su corazón, y coloqué mi mano allí:

    -Éste es el único sitio en el que quiero estar.

    Seguimos abrazados unos segundos más, y antes de marcharse me dio un último beso, lento, suave y delicado pero que representaba todo aquello que los dos sentíamos estando juntos, aunque nadie lo expresara con palabras.
    Un poco más tarde mi madre vino a preguntarme, tenía curiosidad así que le conté que en los últimos meses habíamos tenido más trato y nos habíamos hecho amigos. Además sabía que a ella le caía bien y de esta forma no le extrañaría tanto verle a menudo por casa a partir de ahora.

    Ese fin de semana no estuvimos juntos mucho tiempo, el viernes salimos los dos, yo había quedado con mis amigas y él me contó que saldría con el grupo de amigos que nos encontramos en las casetas, últimamente no los había visto mucho y esa tarde la pasaría con ellos.
    El sábado su hermana se quedó en casa, tenía que terminar un trabajo para el lunes y si se iba al pueblo sabía que no iba a hacer nada, así que me llamó invitándome a tomar un café por la tarde y estuvimos un rato juntos los 3 hasta la hora de la cena, yo había quedado y tenía que arreglarme.
    Me acompañó hasta la puerta para despedirse:

    -Voy a echarte de menos.
    -Lo sé, pero te estoy mal acostumbrando, y si me quedo más rato vas a terminar pensando que no puedo vivir sin ti- le respondí con burla- ¿nos vemos el próximo sábado? Si no tienes planes, me debes una noche para decidir qué hago contigo.
    -No tengo planes, y si los tuviera, sabiendo lo que me espera, los cancelaría.

    Nos despedimos con un beso, esta vez algo más tímidos, sabiendo que su hermana nos observaba entre risas desde el salón.
    Pasé la semana pensando en la cita del sábado, no pretendía planear nada excesivamente atrevido, pero de alguna manera quería sorprenderle.
    Mis padres salieron a cenar, volverían más tarde asique esa noche no me quedaría a dormir con él, pero al menos ésta vez no tendría que subir por el garaje.
    Me tomé mi tiempo para prepararme durante la tarde, me di un baño, me hidraté la piel y después me arreglé el pelo, quería llevarlo suelto y lo ondulé un poco.
    Era momento de elegir ropa y recordé el regalo que me hizo mi amiga Carol las últimas navidades y que aun no había estrenado, un corsé negro que se anudaba en el pecho con una cinta de raso y un pantalón pitillo efecto cuero, siempre había pensado que ese tipo de prendas no iban mucho con mi estilo ni con mi cuerpo, pero ella insistió en que no lo cambiase porque algún día encontraría el momento para ponérmelo y pensé que sería perfecto para esa noche.
    Saqué mis zapatos rojos de tacón, esos de los que me enamoré y compré pensando que usaría a menudo y solo me había puesto una vez.
    No me maquillé demasiado, me di un toque de brillo en los labios y me puse máscara de pestañas, me gustaba destacar los ojos pero prefería verme en cierto modo natural.
    Me miré al espejo y me vi guapa, me sentí sexy y me sentí segura, pero seguía siendo yo, descubrí que en realidad no me vestía así por él, si no por mí, porque realmente me gustaba cómo me veía, de no ser así ,me habría cambiado de ropa.
    Me puse unas gotitas de perfume, cogí una botella de vino que había comprado y antes de salir pedí la cena por teléfono.
    Lo de cocinar estaba muy bien, pero no me apetecía perder el tiempo esa noche.
    Llamé al timbre, no sabía cómo iba a reaccionar al verme, pero cuando abrió la puerta, su cara lo decía todo, me miraba de arriba hacia abajo como si fuese la primera vez que me tenía delante, no decía ni una palabra, pero podía adivinar en sus ojos, brillantes y abiertos, que a él también le gustaba lo que veía.

    -¿Hoy no vas a pedirme que entre?

    Se apartó hacia un lado, y estiré el brazo ofreciéndole el vino según pasaba, cerró de un portazo y casi se le cae la botella.
    Di un pequeño salto al escuchar el ruido de la puerta:

    -Perdona, no controlo lo que hago ahora mismo.
    -¿Estás nervioso?
    -Estaba tranquilo hasta que has llegado y te he visto.
    -¿Y te gusta lo que ves? Porque yo me veo estupenda y además esto me sirve para quitarte de la cabeza esa idea tonta que tienes de verme como a una niña inocente e indefensa a la que hay que proteger.
    -Ahora mismo no veo a ninguna niña- dijo acercándose a mí.
    -Porque no la hay, en realidad no la ha habido nunca.
    -Estás espectacular, no puedo dejar de mirarte y pensar la suerte que tengo.

    Quizás mi aspecto era diferente esa noche, pero pude reconocer que su mirada era la misma tanto si yo llevaba un corsé y ropa ceñida, como si aparecía en chandal y con la cara lavada, y eso me gustaba, porque significaba que para él lo espectacular no estaba en la ropa o el maquillaje, si no en mí.

    -¿Has cenado? – me preguntó.
    -No, la cena llegará en quince minutos, llamé al bar donde comimos el otro día. Sirven a domicilio y tienen raciones variadas así que he pedido unas cuantas cosas para picar, ésta noche nadie cocina.

    Abrimos el vino y tomamos una copa, unos minutos después llegó la cena, sacamos las cosas y nos sentamos en la mesa del salón.

    -¿Qué más tienes planeado?- preguntó con curiosidad.
    -En realidad nada, no espero de esta noche nada en concreto, solo que seamos tú y yo, que lo pasemos bien juntos, que disfrutemos como la primera vez que vine aquí, aquella noche nos dejamos llevar sin haber planeado nada.
    -Aquel fin de semana creí que no vendrías, de hecho pensé que te había asustado con todo lo que te dije.
    -¿Ves? Otra vez esa manía tuya de creer que no puedo manejar ciertas situaciones.
    -Fue algo que pensé entonces, pero prometo que ya no es así, ahora te conozco más.
    -Lo que tenemos ahora, antes no existía, y precisamente por eso, porque nos conocemos más, creo que a partir de ahora puede ser aun mejor.

    Además de la cena, había pedido un par de postres individuales, eran mis favoritos.

    -Sé que no eres muy de dulces, pero no puedes negarte a probar esto, es casi un pecado lo bueno que está.
    -Hoy no tengo voluntad para negarme a nada.
    -¿Entonces tampoco te negarás si te pido que bailes conmigo? Ya sé que canción quiero poner y quiero que la escuches bien, porque será otra de las que tendremos que añadir a la lista.

    Nos tomamos el postre y mientras él recogía la mesa, yo busqué entre los CDS.
    Empezó a sonar la música y la reconoció de inmediato, pero yo quería que se fijase bien en la letra, y a medida que avanzaba la canción susurré algunas frases, porque para mí eran casi una declaración.

    Never opened myself this way, life is ours, we live it our way
    All these words I don’t just say and nothing else matters
    Trust I seek and I find in you, every day for us something new
    Open mind for a different view and nothing else matters

    -Sé que tú ya tienes una canción favorita, y desde hoy, ésta será la mía.
    -Será la nuestra- le respondí.

    Me abrazó, me besó y una vez más nos dejamos llevar por el deseo, y nada más importaba.
    Caímos en el sofá y la temperatura aumentaba cada vez más.

    -Vamos a la ducha- me levanté rápido mientras me quitaba los zapatos.
    -¿Ahora?

    Interrumpí aquel momento pero no dijo nada más cuando vio que intentaba deshacerme del corsé a medida que caminaba hacia el baño.

    -Ayúdame con esto.

    Tiró del lazo que sujetaba el corsé, le ayudé a deshacerse de su ropa y nos metimos en la ducha.

    -Voy a recogerme el pelo que prefiero no mojármelo.

    Me hice un moño con una goma de pelo que encontré en una repisa del mueble pero no me sirvió de nada tener cuidado, me perdí de nuevo en el momento en que nos empezamos a besar y me daba igual el agua y todo lo demás.
    Aquella noche no hubo juegos ni venganzas, fuimos al ritmo que a los dos nos apetecía ir, unas veces lento y otras con prisas y nos besamos y nos tocamos y esta vez me dejó hacer todo lo que quise sin oponerse y él hizo conmigo lo que le apetecía, porque yo se lo consentí.
    Nos entregamos uno al otro de todas las formas posibles, primero en la ducha y después en su cama.
    Y fue irracional, pasional, impulsivo, romántico y maravilloso.
    Estuvimos un buen rato tumbados en su cama, regalándonos besos y caricias.

    -¿Sabes? Después de los últimos fines de semana que hemos pasado juntos, entiendo porqué te echa tanto de menos tu amiga la estirada.
    -¿Por qué piensas en ella ahora?- me lo preguntó muy serio, casi molesto por haberla mencionado en ese momento.

    Entendía que le molestase, ¿cuántas veces me había dicho que esa chica ya no le importaba? pero él no sabía ciertas cosas y a mí me costaba un poco más olvidarme.

    -No lo sé, estaba pensando que si yo ahora te perdiera, también me costaría aceptarlo.
    -Jamás he tenido con nadie lo que tengo contigo, y mucho menos con ella, por mucho tiempo que estuvimos juntos, nunca fue ni la mitad de especial, nunca había sentido lo que siento ahora, y no podría compararte con nadie, asique por favor no lo hagas tú.

    No necesitaba que me adulase de esa manera, pero creí que lo que me decía era sincero porque yo sentía que con él me pasaba exactamente lo mismo.
    Casi a las 6 de la mañana nos empezó a vencer el sueño después de horas hablando y de todo lo que había pasado antes, era hora de marcharme a casa y que los dos pudiéramos descansar.
    Antes de salir, quise recordarle algo:

    -Queda una semana para mi cumple, sigo contando contigo ¿verdad?
    -No lo sé, a lo mejor si voy vas a terminar pensando que me importas.
    -Ay, qué gracioso eres, de verdad. Pues si no vas te perderás una cena y una fiesta increíbles.
    -Bueno, si es por la comida y por la fiesta, entonces cuenta conmigo.
    -¡Más te vale! mis compañeras de trabajo al final también se vienen, así que estarán todos mis amigos y ya es hora de que les presente formalmente a mi vecino.

    Durante la siguiente semana me dediqué a organizar y preparar la fiesta de cumpleaños, elegí el menú para la cena, compré unas cuantas cosas para decorar el local, y encargué una tarta y algunos dulces en una tienda de repostería en la que solían vender productos para eventos y fiestas variadas.
    Pedí que lo llevasen todo al local y así no tendría que preocuparme de pasar a recogerlo justo antes de la cena.
    Cuando llegó el sábado, lo primero que hice al despertar fue mirar el teléfono, tenía un mensaje suyo:

    “¡Feliz cumpleaños! Hoy me hubiese gustado despertar contigo a mi lado para ser el primero en besarte y desearte un gran día. Tengo muchas ganas de verte ¿Preparada para tu fiesta? Espero que sea una noche inolvidable”

    ¡Y vaya si tenía razón! Fue una noche que no podría olvidar en mucho tiempo, pero no por las razones que yo esperaba.

    Responder
    Moetsi
    Participante
    Moetsi on #147115

    ¡Espero vuestros comentarios aquí! <3

    Si quereis seguirme en redes sociales:
    Instagram: moetsirelatos
    Facebook page: http://www.facebook.com/moetsirelatos/

    Responder
    Lola
    Invitado
    Lola on #147118

    Y esperas que nos quedemos hasta el lunes sin saber que ha pasado ???? ????????????????????????????????????????????????????… Madre mía, vuelve la intriga…

    Responder
    Ana
    Invitado
    Ana on #147120

    OMG!!!!
    Pero cómo nos dejas así?????
    Eso no se hace!!!!!
    Aviso a navegantes, cómo la estirada le joda el cumple la despellejo!!!!!

    Escribes de miedo! No lo dejes!

    Responder
    Iria
    Participante
    Iria on #147125

    Estirada a la vista?? ????

    Responder
    Pitu
    Invitado
    Pitu on #147126

    Increíble una vez más! Que ganas del próximo ????????

    Responder
    Científica empedernida
    Invitado
    Científica empedernida on #147129

    Muy buen capítulo! Estoy deseando saber lo que pasa en la fiesta…gracias Moetsi, escribes genial!

    Responder
    Asdf
    Invitado
    Asdf on #147134

    La protagonista ahora se llama Elsa? En otro capítulo se llamaba Martina….

    Responder
    María F.
    Participante
    María F. on #147135

    Sabía que tarde o temprano vendría algo malo ????????. Aaaayyyy ese cumpleaños!!
    Como siempre genial el capítulo ????????

    Responder
    Chiki
    Invitado
    Chiki on #147140

    Jooooooder que enganche! Por dios sacamos de dudas!!!!

    Responder
WeLoversize no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta web por colaboradores y usuarios del foro.
Las imágenes utilizadas para ilustrar los temas del foro pertenecen a un banco de fotos de pago y en ningún caso corresponden a los protagonistas de las historias.

Viendo 10 entradas - de la 1 a la 10 (de un total de 22)
Respuesta a: El Vecino. capítulo 13
Tu información: