Empieza a caer la tarde ,como cada día,me decido a coger el tren que me lleva a casa,allí estaba el mar haciendo conjunto al sol poniente, dibujando una sonrisa al mundo.
Llego a la parada,y el tiempo se congela de repente estaba allí, esa chica, la misma que noche,tras noche roba mis madrugadas…
Es ella.
No lo puedo creer, la miró a destajo, inmersa en un cúmulo de sensaciones controvertidas.
Es ella.
ahí estaba frente a mi,con esa mirada arrasadora y yo presa de mi éxtasis,comienzo a sudar,no me recordará, pero ella cada noche atraviesa mis piernas.
Quizás no fue lo mas elocuente,ni mucho menos lo mas inteligente, me acercó y una frase absurda sale de mis labios secos,con una voz ahogada.
Ella sonríe.
Quizás ella no lo suponía, yo tampoco lo sabía.
La miraba a los labios,carnosos,vestidos de un kiko milano rojo sangre,que resaltaba aun más su blanca piel,mientras se abanicaba mi mirada recorría su escote,perfecta,es perfecta para ti,me dije …
Finalmente no tomamos ese día el mismo tren,pero esa noche no solo acabaría atrapada entre mis piernas, esa noche Victoria había arrasado mi ser.