Hola xicasss:
Espero que lo que vengo a contar vaya en este subforo. De partida, no sé por dónde empezar, lo más seguro es que me enrolle como una persiana. Si me leéis todo, gracias.
• Creo que conté hace un tiempo que conocí a un chico por una app (pof, para más inri); en verdad hablé con cientos de chicos, muchos de paso. Pero he dado con uno que podría decir es un encanto. Es padre de 2 peques, está divorciado y al momento de dar con él por la app, estaba pasándolo fatal por las putadas que, según entendí, le hacía su ex. Ella, la ex, al poco de separarse ya tenía a su maromo empotrador y bla bla bla. Este chico que conocí (llamémolo Mister S. a partir de ahora) pues me confesaba que no entraba por el ojo a ninguna mujer, ha pasado por mil fracasos de más joven (va para 36 años ahora), y dado su separación, busca follamiga, o sea, que no quiere implicarse emocionalmente con ninguna mujer. Hasta ahí bien, ¿verdad?
Hasta que llegué yo, la tontita del bote.
A mí, por la app y luego por wasap, me contó sus penas, sus idas y venidas con su ex; yo le conté mis “mierdecillas” (como que estaba por ir a un psicólogo por mil cosas, entre ellas, mi baja autoestima y mi miedo a acabar sola, que siguen por cierto). Yo, pues empáticamente, le escuchaba y aconsejaba sin saber lo que es pasar por su situación. Llegué a la conclusión de que era (y es) un chico necesitado de cariño (y follar, eso me lo recalca). El día que fui al psicólogo (el 23 de enero) quedé con Mister S. a tomar algo, a pesar de lo mal que estaba ese día. Él lo notó, notó mi mirada triste a través de mis gafas de sol, pero me dijo que le gustó quedar conmigo. Volvimos a quedar algunos días después, todo bien, más de lo mismo: tomar algo y un paseo. Antes de todo esto yo le comenté que, por nuestras circunstancias y estar hechos polvo cada uno, acabaríamos usándonos, entiéndase, haciéndonos compañía y obligándonos a socializar, pues ninguno tiene círculo social amplio. Hasta ahora, pues Mister S. ha dado con un grupo de senderismo y se anima a salir con esa gente, como a irse de cerves o un cine. Recién divorciado como está (y lleva de verdad unos 3/4 días libre), parece que se ha animado, que ha cambiado el chip, incluso se le antojó a una mujer 10 años mayor que él para quedar como follamigos, cosa que al final ella le dio largas. Todo esto me lo cuenta cuando nos vemos, y lo único que me sale decirle es que no actúe a la desesperada con lo de follar, que eso se huele y repele.
¿Y todo esto para qué lo cuento? ¿Qué pinto yo? Pues que al chico le atraigo. En nuestra última cita (y fue hace 2 días), estaba muy raro conmigo, algo más callado de lo habitual, desde el momento en que me recogió en su coche. Fuimos a tomar algo y luego nos sentamos en un banco en una plaza pública, y allí pues noté que hubo atracción mutua: Mister S. se resistía a cogerme la mano o pasarme el brazo por el hombro, según él, es jugar a un juego muy peligroso. Me hubiese gustado que lo hubieseis visto al pobre: arrejuntado conmigo en el banco y con la mano en su rodilla queriendo tocar la mía, pero bufando y conteniéndose. Al final, del frío que hizo, acabó cogiéndome la mano (la tenía super fría) y abrazándome, lamentándome yo con un “jo, no es justo”, y él diciendo que “se está bien así”. En ese banco dijimos que jugábamos con fuego, y Mister S. me dio a entender que, o lo llevamos en la distancia o nos contenemos cada vez que nos veamos, y por supuesto, evitar estar a solas.
Mister S. me atrae, más que por lo físico por cómo me trata: es educado, paciente, servicial, me escucha y entiende, creo que no me prejuzga (aunque no entiende lo de mi virginidad con 34 años, considera que es un problema y que debo abrirme al mundo), me echo unas risas sanas, y en general, me hace sentir bien, cómoda. ¿Problema? Que Mister S. no quiere implicarse, por eso hace un gran esfuerzo de contención conmigo, ya os digo que desde que firmó su divorcio, como él dice, parece haber vuelto a su adolescencia de 15ñero, y os aseguro que en aquel banco parecíamos dos críos tonteando. Pero se estaba taaaan bien… Luego fuimos a comer y bajo la mesa (que no tenía mantel) me abrazaba mis piernas con las suyas. Yo me reía. En fin, que le atraigo chicas, y yo no puedo hacer nada, tan simple porque él quiere A y yo B. O sea, Mister S. quiere una follamiga y yo aspiro a algo serio.
Y me diréis que acepte, que folle y tal, pero joder, no puedo… Me da pavor no el sexo (espero), sino el hecho de que al darle lo que quiere, desaparezca en combate, y yo le dije que no quiero perderlo como amigo. Incluso hemos hablado de planes como hacer una ruta de senderismo por nuestra ciudad o ir a la playa este verano. Pero chicas, me está jodiendo esto hasta el punto de tirarme de los pelos y quedarme calva. Me jode que haya aparecido un chico casi perfecto, que encaja conmigo, con mi personalidad, que me respeta, escucha y entiende; un tío de mi franja de edad (que estoy harta que me miren más los de 40 largos), con estabilidad económica y mucha, un encanto (aunque inseguro me confesó)… un chollo lo que veo, y no sea como yo quiero. Ha tardado +30 años en aparecer, y no me digáis que si ha surgido Mister S. ya surgirá otro, que hombres hay a patadas, pero ¿buenos y decentes? ¿Debo esperar otros 30 putos años para tener un chico como quiero? Decidme que esto es una putada como una casa, no entiendo por qué la vida me putea una y otra y otra…
¿Qué caralho hago? Mister S. no me propone follar porque sabe que no quiero eso, un chico para folleteo y adiós. De todos modos, me quedaría pillada si accediera, pues estamos haciendo cosas que no hacen unos follamigos (quedar, tomar algo, paseos, cogerse de la mano en un banco como dije… y eso que no hubo beso, pero al despedirme en su coche aquel día, noté que me dio 2 besos en la mejilla muy profundos, digamos).
Estoy llena de rabia, mucha que ni imagináis. Si la situación de Mister S. no fuera la que es, se lanzaría, pero según él, que busque otro, que él no vale nada, que todo lo que toca, lo rompe. Qué fastidio!!! Y no hago más que ver a los demás con sus novi@s, que si cariño esto o lo otro, y muy happys… y yo, la tontita del bote, que en 34 malditos años nada y cuando aparece (y todo porque usé una app), mirad qué consigo: fustrarme mucho más porque el chico no quiere implicarse. ¿Qué hago? ¿Lo mando a paseo y salgo conmigo misma (sola de nuevo), o sigo viéndolo dentro del panorama que hay, que él quiere una follamiga y yo no? ¿Acabaré sufriendo? Porque Mister S. no quiere darme ideas en falso ni hacerme daño. Por favor, traducidme el lenguaje masculino. ¡¡Con lo que me ha costado conseguir un chico, por Dios!! (no soy como muchas de vosotras que deja a uno y enseguida tiene a otro; recordad: Mister S. ha llegado a mis 34 años, toda mi vida).
Ya tengo otra cosa que contar a mi psicólogo el mes que viene.
Muchas gracias por leer a esta pobre infeliz.
Un beso.