Hala, ya se acabó el simulacro de paz, amor y alegría… y las comidas familiares. Ahora toca vuelta a la rutina y a la vida sana… Y apretarse un poco el cinturón después de tanto exceso. Para que sea más fácil, os damos ocho consejos prácticos para volver a comer sano y no arruinarse en el intento.

1. Planifica qué vas a comer cada día
Con las prisas, muchas veces acabamos comiendo mal, recurriendo a fritos y preparados por falta de previsión. Asegúrate de elaborar un menú equilibrado con tus comidas de la semana. Piensa platos sanos y sabrosos para cada comida.  Si te aburre repetir cada lunes lo mismo, puedes planificar dos semanas o incluso un mes.

 

2. Aprovecha los restos de un día para otro
La comida no se tira, eso ya lo sabemos, y menos en enero. Hay que estirar el presupuesto al máximo. ¿Queda ternera del cocido? Aprende a hacer croquetas y, congeladas, te duran para varias veces. ¿Ha sobrado una hamburguesa? Tritúrala, añade tomate y cebolla, y ya tienes la salsa boloñesa de un plato de espagueti… Échale imaginación.

3. Vacía el congelador
Busca recetas cuyo ingrediente principal sea esa pechuga que queda en el fondo del segundo cajón o el paquete de guisantes que lleva ahí desde el verano. Es el momento de vaciar los cajones del congelador para que no se estropeen los alimentos y para ahorrar también en la cesta de la compra. Todo se aprovecha.

4. Haz una lista de la compra
Fíjate en las comidas que has previsto en tu menú de la semana y en cómo vas a aprovechar los sobrantes para otro día. A partir de ahí, apunta lo que necesitas comprar. Recuerda lo que ya tienes en casa: en el congelador y en la alacena. Aprovecha también las ofertas del supermercado. Puedes modificar tu lista y cambiar unos ingredientes por otros si están mejor de precio.

 

5. Ve al super cuando no tengas hambre
Parece un detalle sin importancia pero no lo es. Si lo haces así, evitarás picar entre horas e ir directa al pasillo de los aperitivos. Comprarás sólo lo que hayas anotado en tu lista, según las comidas de esa semana, y te evitarás tener en casa productos que no conforman una alimentación sana.

6. Pela y guarda la fruta
Si eres perezosa como yo a la hora de pelar la fruta y eso te sirve de excusa para no comer… ¡Tenemos la solución! Por la mañana, pela la fruta que quieras, guárdala en un envase hermético y listo. Te la puedes llevar de almuerzo al trabajo –mucho más sana que cualquier pieza de bollería– y estará perfecta en el momento de consumirla. Trucos que se aprenden de las mamis. ;)

7. Guarda en raciones individuales
A veces nos resulta más cómodo y más práctico cocinar más cantidad de la que vamos a comer. De esta manera, aprovechamos más el tiempo pero luego hay que cuidar cómo guardamos los platos ya cocinados. Si en lugar de guardar todo lo que sobra para otra vez, empaquetas raciones individuales, no desperdiciarás comida cuando descongeles porque sacarás sólo lo que te vas a comer. También nos ayuda a no comer más cantidad por no tirar el poquito que sobra… ¿Qué pasa si hay invitados? Ningún problema: basta con sacar dos raciones y listo.

 

8. Pon las vueltas de la compra en un bote
Por último, puedes usar un viejo truco. Paga la compra en metálico y al llegar a casa, revisa las vueltas y todas las monedas de menos de 50 céntimos ponlas en un bote, una caja, una botella o una hucha. Donde quieras pero apártalas. Cuando haya pasado un tiempo y tengas bastantes, puedes cambiarlas en el banco y darte un capricho con lo que hayas ahorrado.

¿Algo más para que la cuesta de enero nos cueste menos?