Si hace algunos años el horno era el electrodoméstico menos usado de mi cocina (que el pobrecito llegó a ser usado como un mueble más para guardar sartenes y todo, porque el único uso que le daba era para hacer pizzas, y pizza en casa yo siempre he comido muy de vez en cuando), de un tiempo para acá se ha convertido en mi mejor aliado para la vida sana. 

En un horno puedes cocinar cualquier cosa y te va a quedar deliciosa. Y lo mejor de todo es que hagas lo que hagas ahí dentro… ¡va a tener la mitad de grasa! Que se lo digan a esta maravillosa forma de comer patatas fritas que no están fritas en realidad y saben prácticamente igual que si lo estuvieran.

Otra cosa que le debo al horno es que me ha ayudado a reconciliarme con las verduras. Yo siempre he sido de ensaladitas pero eso de comer verduras cocinadas… regular. Sobre todo porque si las cueces no saben a nada. Bueno, saben a ellas mismas, o sea, a pedo. Pero si las metes en el horno y les pones algún acompañamiento chachi que le dé un poquito de sabor… ¡cómo cambia la cosa!

Y la superventaja definitiva: el horno se limpia en un plis. Que esa es otra. A mí me encanta ser cocinitas pero luego veo la pila de todas las cosas que tengo que fregar y ya se me quitan las ganas de comer y de vivir. Sin embargo, si cocinas al horno y tienes en casa envases y papel de horno no te va a costar nada dejarlo como nuevo.

¿Qué es lo que más me gusta cocinar a mí en un horno?

Sería muy hipócrita decir que de vez en cuando no me gusta hacerme una pizza. Aunque, sinceramente, yo soy más de ir a una pizzería que te hagan cosas deliciosas. Sin embargo, con esto de que una tiene que cuidarse y demás, no puedo comer pizza siempre que quiero. Pero gracias a Weloversize descubrí un truquito que he puesto varias veces en práctica: hacer la masa de la pizza con coliflor. 

Mi pescado favorito es el salmón. Cada vez compro menos porque ahora los salmones están al precio del oro, pero de vez en cuando me doy el capricho. Antes solía hacerlo en la sartén, que también está muy rico, pero es que luego te quedaba un olor que yo me quería morir. Ahora lo meto al horno con unos espárragos trigueros, un chorrito de aceite y un buen chorrito de zumo de limón (y jengibre, que a mí me gusta mucho), y tan ricamente.

Una cosa que me encanta del horno es gratinar cualquier cosa. ¡Qué rico está el queso, y cuando está caliente, más rico todavía! Si por mí fuera, le echaría queso a cualquier cosa que metiera al horno, pero como una no puede volverse loca con la comida porque engordo con solo mirar una tableta de chocolate, procuro tener cuidado. Pero si hay una receta donde el queso fundido me encanta esa es la de las berenjenas gratinadas. En Weloversize os recomendamos una, aunque hay mil maneras de prepararlas.

 

En general he empezado a usar más el horno porque he dejado de freír. Por ejemplo, ahora me hago siempre las empanadillas al horno. Es verdad que fritas están muy ricas, pero si te quieres comer más de una al final te vas a poner de grasa hasta el ojete, así que yo lo que hago es hacer el relleno (que lo puedes hacer de mil maneras diferentes, aunque para mí no hay nada como el de toda la vida), meterlo en su masita para empanadillas, llenar una bandeja de horno y untar la parte de arriba de cada empanadilla con huevo, para que se dore más. Y me saben deliciosas. Eso sí, procurad hacer un relleno jugoso, que si no quedan de lo más securrias.

Otro alimento bastante ligero y que te admite mil tipos de relleno diferentes son los champiñones. Te compras unos champiñones gorditos, los lavas bien, ya sabes, y los rellenas de lo que tengas por casa. Esta receta que saqué de El comidista es una de mis favoritas, aunque podéis permitiros ser un poco creativos y meterle cualquier cosa al champiñón, que le sienta todo bien.

Por último, quién me lo iba a decir a mí. Siempre me ha gustado la pasta, pero nunca se me había ocurrido meterla en un horno y la verdad es que está de muerte. Es cierto que las mejores recetas de pasta al horno muy light no son, porque se les suele añadir crema y queso, pero hay que darse un capricho de vez en cuando. Os dejo esta receta de Directo al paladar, que como lleva repollo pues yo siento que estoy comiendo mejor. (Además de que me gusta bastante el repollo, quién me lo iba a decir, también).

Sobra decir que lo mejor que puedes hacer con un horno es una buena tarta o un buen bizcocho, pero a mí me ha castigado Dios y mientras que la cocina se me da bastante bien y le he cogido el gustillo muy rápido, mi relación con la repostería es catastrófica. No puedo darle recomendaciones a nadie si a mí me sale todo mal.

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