En mi familia somos cuatro miembros y en mí ha recaído la ardua responsabilidad de encargarme de la comida. Es un trabajo complicado que odio profundamente. Trato de organizarme semanalmente para que los desayunos, almuerzos, comidas, meriendas y cenas sean lo más equilibradas y sanas posibles. Me dejo el sueldo en el supermercado y me preocupo especialmente porque la dieta de los pequeños incluya proporciones adecuadas de cereales, hidratos, verduras, proteína, fruta, lácteos y legumbres.
Os tengo que reconocer que es horrible cocinar todos y cada uno de los días del año para cuatro personas. No solo la tarea de cocinar, sino la de tener todos los ingredientes para las recetas, que nunca falte nada, que los niños coman de todo, que la comida sea equilibrada y apetitosa, que no se aburran de comer siempre lo mismo, que las cantidades sean apropiadas y que no contengan ni huevo, ni frutos secos, ni marisco (porque uno de ellos es alérgico)
Muchas veces tengo la sensación de que lo hago mal. Me cuesta mucho que los enanos coman verduras: no les gusta ni las espinacas, ni las acelgas, ni la coliflor, ni las ensaladas, ni las alcachofas… En fin, que a los niños no les gusta lo verde y tengo que ingeniármelas de mil maneras para que se coman cuatro cucharadas de judías verdes. Intento tomármelo con calma, pero hay días que no puedo más y pienso si no será más fácil darles siempre pollo con patatas y olvidarme de la lucha.
Porque enseñar a los niños a alimentarse bien es una lucha diaria, constante y en la que tienes en contra a toda la sociedad. Estoy muy sensibilizada con el grave problema que tenemos con el azúcar oculto en los alimentos y con los alimentos procesados, y está demostrado que en los niños la adicción es mucho mayor.
Si queremos evitar problemas derivados de una mala alimentación a largo plazo me parece vital cuidar su dieta de una manera responsable. No hablo de restricciones, ni de prohibir a los niños que coman helados ni hamburguesas, pero sí educarlos en unos buenos hábitos y que sean conscientes de que ese tipo de alimentos deben ser excepcionales.
En paralelo, continuamos bombardeados por una industria alimenticia que concentra todas sus fuerzas en machacarnos con productos procesados repletos de grasas y azúcares; que nos hace creer que necesitamos. Mientras hay cero o ninguna alternativa saludable cuando intentas comer fuera de casa. ¿Cómo hemos llegado a este punto?
Yo tengo claro que no voy a tirar la toalla, pero si reconozco que a veces no puedo más con la responsabilidad. ¿Cómo lo hacéis vosotros? ¿Cómo conseguís que vuestros hijos coman de todo? ¿Cómo os organizáis para que la comida sea equilibrada? ¿Cómo hacéis para no dejaros el sueldo en el supermercado? ¿Sois capaces de evitar la comida basura? ¿Por qué es tan difícil comer bien hoy en día?
