Lunes, día uno. Ya estás allí, el primer paso está dado. El monitor/maromazo de sala te da tu tabla y piensas «De aquí a las fuerzas especiales de élite«. Le miras,  no hay piedad en sus ojos. No hay dolor; estás aquí y tú puedes. Tras pasar por las máquinas del infierno y dejarte los pulmones, la piel y la vida en la cinta, te vas a casa arrastrando la mochila.

Maitena - Mujeres superadas

Martes día dos, el dolor te descubre que el Isquios existe. Reptando vas al trabajo.

Miércoles día tres, vuelves a la carga a las máquinas del diablo. No podrán contigo. Cuentas las repeticiones, miras a tu alrededor…esa pared necesita una manita de pintura… pero tú a lo tuyo, focus: Uhmmmm ¿dónde estaba…  13?, 14 y ¡15! …

Jueves/Viernes, compruebas que 1)  es M-E-N-T-I-R-A que las agujetas se quitan con más ejercicio y 2) eres inmune al efecto adictivo de las endorfinas.  Además hoy toca cerve after work. Mejor voy el sábado o domingo por la mañn… (a quién pretendes engañar?)

Durante las dos o tres semanas siguientes hay un alineamiento del universo para que haya mucha gente en la sala de torturas fitness y tengas que esperar en cada máquina, tengas que realizar tareas ultra urgentes en casa tipo: si no re-coloco TODOS mis libros por autor y género el mundo colapsará, y varios de tus amig@s organizan meriendas-cafés entre semana…

Y un día miras ese pago mensual de los días 5 en la cuenta… compruebas… ¡EL GYM! .. hace meses que no vas.  ¿Cuantas veces has vivido algo similar? ¿Qué ha pasado? ¿En qué momento perdiste el rumbo? Te podría hablar del  compromiso contigo misma y ser constante, de que tenías que ir poco a poco y establecer metas alcanzables (lo mismo que ese bolso, el mes que viene lo conseguirás, es así y lo sabes) o de que hay que convertirlo en hábito, en rutina (querida, rutina son las 25 partidas de CandyCrush diarias) y bla, bla, bla… todo esto lo sabemos. Es verdad verdadera, pero no basta. Algo sigue fallando. Tú y yo sabemos qué es. A ver… repite conmigo: YO me aburro, tú te aburres, ella se aburre…Yo esta última vez me apunté, y decidí que iba a ser distinto…  ¿cómo?

Dancing like Beyoncé

1. Sola no puedes, con amigos sí.   – Topicazo, lo sé- pero esta vez en vez de llevarlos de casa decidí buscarlos ‘in situ’. Ahí, abriendo círculos. Tú dolor es mi dolor y amigos para siempre, oiga.

2. Con el chándal y los tacones: arreglá pero informal. Siempre he sido muy feliz con un total look de ‘Fame, la fama cuesta y aquí vais a empezar a pagar’. Me veo, me lo creo, me flipo y me vengo arriba -no necesariamente en ese orden-. Cómprate ropa de gimnasio mona, y lo que yo te diga: entregada.

3. No trabajo en una fábrica de acero, ni voy al curro en bici (aprecio mi vida demasiado) pero si con el look me vengo arriba, no te quiero ni contar aquello del ‘vivir’ el momento ‘What a feeling!’ Así que a darlo todo en Funky, Salsa, Latinos, Zumba y todo lo que se parezca, disfrutando del dancing-dancing como una loca. 

En definitiva, créetelo, ríete de las anécdotas – las mías daría para varios posts más #TrueStory- socializa, comparte, y sobre todo haz y disfruta las cosas que más te gusten. Yo lo hice, y como decía el niño del anuncio: » Un añooooo … llevo un añooooo…un añoooooooooo».