Soy una de las mayores aficionadas al power walking en España, y posiblemente en el mundo, si no contamos a los niños que tienen que caminar quince kilómetros todos los días para poder beber agua potable. Lo que pasa es que como yo no llevo unas mallas tonificantes que transpiran y además aromatizan tus pedos, en el caso de que se te escape alguno, ni una chaquetilla con bolsillos especiales para el iPhone y la botella de agua de a 100€ la prenda, ni unas deportivas diseñadas para que te sientas una gacelilla en el asfalto, tengo que llamar al deporte que yo hago «salir a caminar».

Correr ha sido el deporte de moda durante varios años. Si no corrías eras la mierda, eras feo, vago y además no tenías objetivos en la vida ni te amabas a ti mismo. Había que salir a correr por lo que fuera, o, por lo menos, hacer como que salías a correr, vestirte de runner, hacerte la foto y subir una captura de tu app de motivación de que hoy te habías marcado seis kilómetros tú solito.

Correr está genial, y siempre lo ha estado, y siempre ha habido gente que salía a correr. Pero si se puso de moda, queridos amigos, no fue, ni más ni menos, que por puro negocio. No porque lo recomendase nuestro querido Manuel Torreiglesias.

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¿Que se ha pasado de moda ser runner? Para nada, no temáis. Lo que pasa es que esos mismos que se inventaron que correr un poquito todos los días era lo mejor para ti y para tus rodillas, pero, sobre todo, lo más importante era comprarte unas zapas de 200€, se han percatado de que hay mucha gente que, simplemente, no puede correr. ¿Y qué iban a hacer, perder todo ese nicho de negocio? Para nada. Se inventaron otra gilipollez: el power walking.

El power waking, amigos. Si no sabéis lo que es, entonces no estáis nada in. El power walking es el nuevo «lo mejor que hay». Hablando en plata y para que nosotros nos entendamos, este deporte recién descubierto consiste en ponerse en chándal y echar a andar a buen ritmo. Es decir, lo que hacen todas y cada una de las abuelas a las que les diagnostican diabetes a los sesenta años y el médico le dice «pues si no quiere usted pincharse, tendrá que controlar los azúcares que come y caminar una hora diaria».

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Los vendedores de este revolucionario deporte lo presentan como un entrenamiento que «no es tan simple como parece». Pues mira, no será simple si eres el Langui, pero caminar es una capacidad innata del ser humano. Nadie nos tiene que enseñar a caminar. Simplemente, podemos hacerlo. El único esfuerzo que tienes que hacer es mantener un ritmito que, si bien te costará al principio, en una semana que te pongas vas a caminar como si supieras que hay un McDonalds al final de tu camino que cierra en cinco minutos.

Por no parecer unos engañabobos, estos mismos vendedores del power walking llegan a especificar que si este entrenamiento no es simple es porque hay que tener tres cosas muy presentes: hay que saber mantener una determinada postura, hay que saber pisar de una determinada manera y hay que tener el abdomen activado (al activar el abdomen, o lo que es lo mismo, apretarlo, se te puede escapar algún pedete, de ahí que necesites las mallas que aromatizan tus ventosidades). Porque generalmente cuando sales a dar un paseo vas totalmente encorvado, caminas sobre tus talones y aprovechas para sacar tripa.

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No me malinterpretéis. Salir a caminar es lo más. Ya os digo que es mi deporte favorito. No solo es bueno para nuestro corazón y nuestro cuerpazo, sino también para nuestra mente, que nos da un poquito el aire, nos distraemos, y si nos da el solete, mejor todavía, que hay mucha carencia de vitamina D hoy en día.

Lo que yo creo que ha pasado aquí es que como eso de caminar era un deporte demasiado cercano a la tercera edad en nuestras cabezas, las marcas de ropa deportiva han querido darle un lavado de cara para presentarlo a las nuevas generaciones tan deportistas que tenemos ahora como un verdadero descubrimiento que les saque de la mierda tan grande en la que se habían metido al percatarse de que su cuerpo no estaba hecho para las carreras. Vosotros no os dejéis engañar: os recomiendo encarecidamente que echéis a andar, pero no os olvidéis que, para salir a caminar, lo único que necesitáis es poneros de pie y tomar una dirección. Lo demás viene solo. 

Gracias Manuel, yo también soy fans tuya.
Gracias Manuel, yo también soy fans tuya.