Llega la hora de la comida. ¿Y con qué pasa mejor? Pues con una cervecita, claro. Y si después me apetece otra, no creo que pase nada, ¿verdad?

En cierto modo no, pero según un informe de la revista JAMA Psychiatry, casi un tercio de los adultos en algún momento de su vida tienen un trastorno por abuso de alcohol, y tan solo el 20% busca tratamiento.

Más de 38 millones de adultos beben un promedio de cuatro veces al mes, y mientras que los de 18 a 34 años suele ser el grupo más propenso, es en realidad el de mayores de 65 el que lo hace más a menudo.

Entonces, ¿cuánto tendríamos que beber para saber que nos estamos pasando? Si quieres saberlo mira a ver si cumples algunas de estas señales…

Te la pela todo

Es un compañero de trabajo serio y tímido, pero cuando sale a bailar lo da todo… y es que ya sabemos que el alcohol puede reducir las inhibiciones. Emborracharse puede tener repercusiones mucho peores que sentirse avergonzado: puede llevar a decisiones arriesgadas.

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Lo das todo los findes

Si no bebes a diario, pero llega el finde y te pones como las Grecas… eso, querida amiga, es una señal de alerta. Beber en exceso puede aumentar la presión arterial e interferir con ciertos medicamentos.

Bebes solo «sin darte cuenta»

¿Alguna vez te has dicho la típica frase de “solo una” y antes de darte cuenta llevabas media botella y la lista de chupitos del bar? Una de las pistas de que puedes beber de forma compulsiva es el no conocer tus límites, o sorprenderte cuando los sobrepasas “de repente”.

Olvidas cosas de repente

El alcohol nos afecta de manera diferente, dependiendo de genes, medicamentos, si hemos comido mucho o no…  Aun así, los investigadores dicen que el consumo excesivo de alcohol interfiere con nuestra capacidad para recordar porque bloquea un mensajero clave del cerebro llamado glutamato, que está vinculado a la memoria. Eso significa que, si alguna vez «olvidaste» partes de la noche y solo lo recuerdas porque te lo han dicho, o si te has despertado en plan “¿cómo coño llegué a casa?”, definitivamente bebiste como una perra.

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Empiezas a pasar de cosas importantes

Beber es un problema cuando notas que has empezado a descuidar cosas que son importantes para ti por el alcohol. Puede que seas una gran estudiante, pero si te saltas la clase del lunes por la mañana porque estás muerta del fin de semana… mal vamos. Cuando priorizamos el consumo de alcohol en nuestra vida cotidiana normal, probablemente estemos en una zona de peligro.

Las personas que te conocen parecen preocupadas

Si tu familia, amigos o compañeros de curro te han insinuado (o dicho tal cual) que están preocupados por ti, es hora de parar un poquito. El primer paso es reconocer que se está bebiendo más de lo que se debería, y luego establecer algunos objetivos. Por ejemplo, si sales, dile a tu amiga cuál será tu límite de consumo de alcohol esa noche. Esto hace que te sea más fácil decir no a la próxima bebida, porque otra persona te hace responsable.

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De todos modos, lo importante es, una vez que nos damos cuenta que estamos en la cuerda floja, pedir ayuda. Eso no nos hace débiles, al contrario. Nos hace ser valientes y afrontar cada paso con más fuerza.

Así que ya sabes, ¡cuídate!

 

Irene RP