Pasamos por esto por lo menos una vez en la vida: Te invitan a salir una noche con tus colegas, y ese día, cuando te miras al espejo te dices “hoy va a ser épico”. Te pones tus mejores galas, te ves impresionante, te sientes con fuerza y energía como para comerte el mundo y sales por la puerta con los taconazos aquellos que te compraste y aún no te habías puesto. Pero esta vez lo haces, porque sientes que es el día.

Todo comienza con una cena y algo de alcohol, pero no demasiado todavía. Una o dos copas de vino o un par de cervezas como mucho. Entonces vais a la discoteca, al bar, club… y es entonces cuando el mundo comienza a dar vueltas, que incrementan la velocidad proporcionalmente al número de copas. Te ves envuelta en una espiral de cuerpos sudorosos que intentan bailar (o más bien saltar) al mismo ritmo que tú, aunque parezca imposible.

Pero al final pasa lo de siempre, todas esas copas terminan haciéndote despertar en el baño de tu casa cinco horas más tarde, o peor, en el baño de alguien que ni tú misma recuerdas (en los casos más extremos claro). O puede que confesaras algo que no debías y te despiertes con una oleada de mensajes en el móvil que no esperas. Las posibilidades son infinitas, y por desgracia, la mayoría negativas. Y te prometes no volver a beber ni a salir de fiesta, porque no va contigo, porque no te gusta, pero aun así quieres divertirte y con el paso del tiempo te olvidas y vuelves a probar. Si este suele ser tu caso te traigo una alternativa a todo eso. Se llama Mindful Drinking.

Lo sé, puede sonar un poco a chino, pero resulta que desde hace poco está surgiendo un modelo alternativo de fiesta para todos aquellos que terminamos cada noche que bebemos (y seguramente al día siguiente) hechos un asco, cansados de cagarla cada vez que tomamos una gota de alcohol, ya sea porque se nos suelta la lengua o porque nos desinhibimos; o simplemente porque no te gusta y si no bebes no aguantas el ritmo de fiesta hasta las tantas. Este modelo ha nacido en Londres y se trata de fiestas, locales o incluso festivales enteros en los que no se ofrece ni una gota de alcohol. Sino bebidas alternativas o incluso cocktails 0,0%. Además, lucha contra el consumo masivo de esas bebidas que pueden jugarte malas pasadas. Porque beber ya no te hace más guay.

Para ser algo más concreta, se trata de fiestas que normalmente comienzan a la hora a la que tú llegarías a casa en un día de juerga. La pionera es la Morning Gloryville de Londres, que empieza alrededor de las 6 de la mañana y que combina las bebidas energizantes y orgánicas con el mejor ambiente, la música dance o los mejores dj. Y si, nació en Inglaterra, pero se ha hecho tan popular que en muchos lugares de Europa se han celebrado fiestas similares como el Soundrise en Madrid. Sin duda me parece una experiencia que merece la pena experimentar, porque al final se trata de encontrar aquello con lo que te sientas bien y feliz, no de encajar en el estándar. Y si salir por la noche no es lo tuyo no eres raro, como he llegado en ocasiones a oir, simplemente estás en otra onda.