Ya sabéis que nunca nos cansaremos de repetir que no se puede hacer un diagnóstico en base al aspecto físico de una persona, porque la salud no es algo contemplativo. Y que, aunque la obesidad puede ser un factor de riesgo a la hora de desarrollar diferentes enfermedades (no somos tontas, esto lo sabemos bien), no tienen ningún sentido criminalizar a las personas con sobrepeso ni utilizar el discurso de la salud como arma arrojadiza para llevar a cabo una especie de discriminación justificada. Porque, señores y señoras, esto es gordofobia con todas las letras, no hay más. El problema es que la sociedad tiene tan interiorizada la culpa de quienes «se dejan llevar por la vagancia y los malos hábitos», que se hace muy difícil romper con estas barreras hasta en los ámbitos más inverosímiles.

No voy a decir que ir al médico y que nada más verme me diga que tengo que adelgazar me guste, pero entra dentro de la normalidad. Según sus parámetros debería estar en un peso más «saludable» en previsión de posibles complicaciones articulares, cardiovasculares, blablabla, loquetodassabemosya. Lo que no tiene sentido es que cada vez que vamos al hospital por un catarro, gripe, infección o whatever, nos sintamos juzgadas y culpables por nuestro peso. No será la primera vez, ni será la última… y nos seguirán llamando exageradas cada vez que lo denunciemos. Pero es que ahora tenemos datos que confirman nuestras sospechas, queridos haters.

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Si alguien sabe de quien es la viñeta que nos lo diga, que nos gusta mucho nombrar a las artistas. Grasias.

El mes pasado se publicaba en El Español un artículo sobre este tema que incluye diferentes estudios realizados en Estados Unidos (evidentemente esto no es 100% extrapolable al caso de España, pero es un indicador más de que estamos hablando de una realidad y no de una tontería que nos inventamos para churumicar). Básicamente lo que cuenta es que existe un estigma real de la obesidad y que, según los estudios, un porcentaje alto de los médicos asumen que la mayoría de los problemas de salud de sus pacientes están directamente relacionados con los kilos de más, da igual lo que sea. Esto significa que pasan menos tiempo con los pacientes obesos en consulta porque dan el diagnóstico más rápidamente (me imagino un «para que se te pase esa erupción cutánea mejor adelgaza unos kilos y un poquito de talquistina» y no me suena nada raro, seguro que más de una y de dos ha sufrido algo parecido en sus propias carnes).

Es terrible pensar que hasta los profesionales de la salud reproduzcan estos comportamientos. Sí, son seres humanos y, como todos, tienen derecho a equivocarse, pero deberían ser lo suficientemente responsables como para dejar a un lado los estereotipos a la hora de tratar a sus pacientes y tener más tacto cuando nos aconsejan (pese a todo, muchas veces con razón) bajar de peso. En el fondo caen en la falacia de siempre: estamos gordas porque nos sale de las narices y adelgazar es un tema de fuerza de voluntad (ya, claro). No se dan cuenta de lo peligrosos que son este tipo de comentarios, tan deshumanizados, que enquistan todavía más la frustración de no tener un cuerpo normativo en un mundo que patologiza a las personas gordas solo viendo una fotografía.