No es algo demasiado usual.

En nuestros tiempos la palabra anorexia viene de la mano de «extrema delgadez», «infrapeso» o directamente se usa la palabra anoréxica como sinónimo de delgada.

Pero como todos bien sabemos, en esta vida no todo es blanco o negro y las delgadas pueden comer mucho y las gordas no comer nada.

Y si, la mayoría de la gente se extrañaría al pensar que como es posible que una gorda tenga anorexia.

Pero es posible.

Y también es posible que esa gorda lo supere.

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La anorexia y la bulimia son enfermedades mentales. No entienden de cuerpos. Llega un momento en que a tu cerebro no le importa como estés físicamente. Lo único que hay en tu mente es: «Tengo que estar más delgada».

Le da igual que peses 80 kilos como que peses 40.

Arrasa contigo llevándose tu amor propio, tu autoestima y confianza.

Las experiencias, la adolescencia, los insultos en clase, ser la gorda de tu grupo, la presión social, la familia o los estereotipos son algunas de las razones por las que se puede caer.  «No le gustas a nadie porque estás gorda». Nos han hecho creer.

Algunos me podrán decir que no se puede comparar una chica con anorexia que pese 39 kilos con otra que esté gorda porque es más peligroso, pero ¿Y si te dijera que yo también estuve a punto de morir a causa de mi TCA pesando 70 kilos?

La cosa es posible que cambie un poco. La anorexia se llevó 6 años de mi vida. Dejándola devastada y cambiándola para siempre.

Con mis 90 kilos de peso y mis 16 años empecé a meterme en páginas ProAna y ProMía (como se suelen llamar en Internet) harta de sentirme así, harta de mi situación. Todo empezó poco a poco hasta que se fue de las manos.

Nunca tuve infrapeso, nunca se me marcaron los huesos, nunca tuve la talla S, ni tuve separación entre las piernas.

Pero si sentí ese dolor, ese miedo a la comida, ese sentimiento de que todo el mundo me rechazaba, ese pensamiento único de «tienes que adelgazar todavía más para ser feliz» y también dejé de comer y vomité todo lo que entró dentro de mi. Tanto que vomitaba tres veces al día y hasta la enfermera se sorprendía de que no me hubiera dado un paro cardíaco.

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La vida de una gorda anoréxica no es fácil.

Una chica gorda y con anorexia es una contradicción en sí. La sociedad le ha hecho sentir que es algo raro. Algo que no concuerda. Ella ve a las demás chicas delgadas y guapas diciendo lo gordas que están, pero ella que tiene esa lucha interna tan grande no puede decir nada.

Pero le da rabia. Le da rabia lo injusta que es la vida con ella. No consigue comprender por qué se quejan si la que de verdad tiene derecho a quejarse es ella.

A ella todavía le queda mucho camino.

Su gordura es real. Ella no tiene distorsión. Cuando ella se mira al espejo, sabe que lo que ve es lo que hay.

Y tiene que hacer lo que sea para que desaparezca. Para que la acepten. Para ser guapa por fin.

 

No entiende porque le ha tocado a ella tener un cuerpo así. Y pide consejo y ayuda a sus supuestas «amigas» Ana y Mía para poder cumplir su propósito.

Odia al resto de chicas gordas, porque no quiere estar así.

Odia la forma en la que baja de peso tan lentamente.

Odia a los demás.

Odia su reflejo

Se odia por encima de todo.

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Pero esa chica gorda no puede más. Y un día que se cansa. Está harta de mentiras, de miedo, de rabia, de dolor y odio a si misma. Y eso es todo lo que trae consigo la anorexia. Ella quiere ser libre. Quiere amarse, quiere verse bien aunque parezca imposible.

Y Ana cada vez está más lejos de ese propósito.

Se da cuenta que a cada kilo que va perdiendo mayor es su dolor.

Con ayuda psicológica, con ayuda de su familia, con ayuda de la personas que la quieren, que casualmente son más de los que ella pensaba, consigue resurgir de sus cenizas y volar alto. Amando su cuerpo, adorando sus curvas y aprendiendo a quererse muy fuerte.

Y si. Cada vez está más y más lejos ese mal.

Lo recuerda vagamente pero sabe que formó parte de su vida.

Nadie se enteró, nadie se dio cuenta. Solo vieron un simple chica que adelgazó y estaba muy guapa pero vuelve a estar gorda porque no ha podido cuidarse. Incluso le dicen que antes estaba más guapa.

Pero esta vez ya no le importa.

Sabe que ella está por encima de todo eso.

 

Con esto os quiero decir que la anorexia se puede superar. Seas como seas. Gorda o delgada. Cada una somos un mundo a parte.  Cualquiera puede estar dentro. Lo importante es saberlo reconocer y dejarse ayudar.

No te rindas y lucha.

Solo depende de ti

Es tu elección.

Es tu vida.

 

Autor: @bohemiaysana

 

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