Las redes sociales llevan varios días on fire con el nuevo anuncio de Gillette en el que pretenden reflexionar sobre la toxicidad de determinadas masculinidades aprendidas (un tema muy importante si lo que queremos es conseguir una igualdad real entre hombres y mujeres). Lo gracioso es que el spot (que no dice ninguna mentira) ya acumula 625.000 votos negativos en Youtube (y subiendo, claro), mientras muchas personas, hombres en su mayoría, exigen boicotear los productos de la marca. Y es que… ¿cómo se atreven estos de Gillette a tocar el sistema de privilegios masculinos?

YouTube video

 

El vídeo, que está dirigido por Kim Gehrig, toca varios puntos muy importantes en la construcción de un tipo de masculinidad muy concreta bajo el lema «Is this the best a man can get?» (en castellano: «¿Es esto lo mejor que un hombre puede conseguir?») y anima a todos los hombres a romper con estos estereotipos sexistas alrededor de las masculinidades y a educar a las nuevas generaciones de niños en la igualdad… una cosa peligrosísima, oigan (facepalm infinito).

Pues bien, como me puede la curiosidad y me va la marcha, he decidido meterme en los comentarios de varios medios de comunicación (del abismo de Twitter como que paso) que se han hecho eco de la noticia para ver esos argumentos aplastantes contra Gillette…

Empezamos con FormulaTV:

Feminazis, totalitarismo de pandereta, feminazis, tirar de otros estereotipos sexistas para justificar los suyos propios y así no tener que revisarse… sí que están ofendiditos sí.

Seguimos con elPeriódico:

Lecciones de moralidad, mujeres que pronto van a usar calzoncillos (les debe parecer algo terrorífico), igualdad sí pero sin acciones positivas (mogollón de sentido)… blablablabla, seguimos para bingo.

Ahora uno de ICON que se ha convertido en mi favorito EVER:

El lobby supremacista misándrico… ojo ahí careeeeeenios, que somos misándricas y sobre todas las cosas SUPREMACISTAS. De verdad, estoy living.

Y terminamos con uno del Huffington Post:

El argumento de las subvenciones es de auténtica traca… de verdad, ¡qué vergüenza!

Al margen de lo que me pueda parecer utilizar este tipo de reivindicaciones para buscar beneficio como empresa teniendo en cuenta que se siguen lucrando con la tasa rosa (curiosamente las cuchillas femeninas, de esta marca y de otras, siguen siendo más caras que las masculinas), la conclusión a la que llego después de leer todas estas sandeces es que el anuncio ha debido de tocarle la vena sensible a más de uno por identificación pura y dura, de otra manera no se entiende esta reacción tan brutal. Además, tanta violencia en los comentarios solo puede ser sinónimo de que efectivamente queda muuuuuucho trabajo por hacer.

Y sí amigas, mientras nosotras revisamos nuestra feminidad, debatimos entre nosotras y construimos un nuevo espectro de lo femenino que sea más inclusivo y constructivo, una parte importante de los hombres (no todos, ya lo sabemos) se revuelven en cuanto viene una empresa en la que confiaban a ponerles patas pa’rriba sus cositas. Y carallo cómo les pica el asunto… digo yo que si se sienten tan interpelados será por algo. Los han dejado con el culo al aire y tienen la necesidad de marcarse un #notallmen no vaya a ser que su orgullo y honor se vea vilipendiado.

Tenemos un problema grave con esto porque si los hombres (no todos, otra vez) no son capaces de ver cómo la construcción de sus individualidades se ven claramente influenciadas por un tipo de masculinidad alfa muy tóxica y aspiracional, jamás llegaremos a alcanzar una igualdad real. Puedo llegar a entender que deconstruirse y soltar privilegios no es algo sencillo (yo misma me he visto en esas cuando he ido poniéndome en contacto con el feminismo interseccional, por ejemplo) pero tanta agresividad solo puede responder a un miedo atroz a perder el control (del poder, del sexo, de la economía y de todo).

En mi opinión el mensaje que quiere dar el anuncio es muy positivo porque creo que una de las cosas más importantes que debemos empezar a asumir para superar el sexismo imperante es que: tanto la feminidad como la masculinidad son plurales y diversas. Nosotras, desde la teorización como oprimidas, hemos avanzado un poquito en este aspecto, pero los hombres aún tienen mucho melón por partir y mucho por asumirse en este sentido.