Nunca he sido una de esas personas que lucen una melena de ensueño.

Mi cabello siempre ha sido rizado, pasando por diferentes mutaciones (más ondulado, tirabuzones…) a lo largo de su historial de vida. 

Sobra decir que no tengo una mata abundante, y que muero de envidia (sana), al ver a chicas que se hacen una trenza o varias y se les ve una mata de pelo hermosa. Si yo me quiero hacer dos trenzas, me salen dos particiones de pelo bastante más pequeñas, pero bueno, siempre nos quedará Gollum con sus cuatro pelos como consuelo.

En cuanto a qué tipo de cabello tengo… Pues es un pelo rizado que el pobre siempre había sido bastante poco agradecido. Encima de no presumir de mata, estos cuatro pelos rizados son un festival para peinarme, en el que usaba planchas, horquillas y cuatro mil sérums para darle una forma menos rizada o por lo menos más definida. Os podéis imaginar, siempre se quiere lo que no se tiene. 

Cual señora en bata loca de los gatos con pelos de bruja electrocutada, o Hermione Granger en las primeras películas (bueeno, más bien Hagrid), el frizz siempre ha sido una de mis peores pesadillas. Las personas que os laváis la cabeza y salís “relativamente” peinadas, o que después de levantaros de la cama salís todo cuquis, sois unas afortunadas.

Levantarse como un engendro despeinado con los rizos que no saben en qué dirección van era el pan de cada día. Echarme mil productos en la cabeza y mirarme en el espejo del trabajo a las horas y ver todo el cabello bufado también era algo bastante normal. Una va perdiendo la vergüenza con el tiempo, pero no aún la dignidad, y algo presumida soy.

He probado un sinfín de cosas, incluyendo un alisado de keratina (sin comentarios), hasta que un buen día llegaron a mi vida los productos capilares libres de sulfatos, parabenos, y siliconas. 

¿Que cuesta un huevo mirar las etiquetas y diferenciar dónde nos engañan y dónde no? Pues claro, pero cuando empecé a utilizar productos de este tipo, tras estudiarlos y pasar por una etapa de desintoxicación en el cabello (el pelo era un yonkie de las siliconas), os juro que estoy notando la diferencia.

Ya no parezco un gremling recién levantada, mi rizo se ha definido más, incluso ha ganado brilo y grosor. Y no lo digo yo sola, el otro día, desayunando en un bar con una amiga, un pelo de mi cabeza que se había caído y creía haber tirado al suelo disimuladamente, llegó volando al plato del desayuno de mi amiga. Se quedó mirando el pelo y tuve que confesar que era mío, y lejos del asco de tener un polizonte no deseado en su plato, le sorprendió porque sus pelos de la cabeza son bastante más finos, así que algo estaré haciendo bien (dejando de lado que mis pelos caídos en combate lleguen a desayunos ajenos).

Una vez que limpias tu cabello de tóxicos innecesarios, el mismo gana brillo natural ya que se autoregula el sebo que genera tu propio pelo (y siempre hay productos destinados a si es graso, rizado, teñido, etc). Además no obstruyes el cuero cabelludo con productos como la silicona.

También tengamos en cuenta que con marcas que utilizan productos sólidos de champú y acondicionador, ayudamos al medio ambiente y reducimos el uso de plástico.

Si os interesa saber más, en otro post os explico un poco qué productos utilizo para el cabello, aunque también es cuestión de indagar, hay muchas más opciones :)

 

@xeniamoonstone