La piel es el órgano más grande del cuerpo y está en contacto directo con el exterior de forma continua. Está por lo tanto expuesta a agentes contaminantes, a variaciones de temperatura y humedad y a multitud de microorganismos. Por eso es esencial cuidar de la piel atendiendo a los consejos que nos puedan dar expertos como el dermatólogo de Felipe en Madrid. En las siguientes líneas repasamos los cuidados básicos.

Empezamos por la limpieza. Tiene que ser diaria y con los productos adecuados según nuestro tipo de piel (seca, grasa, mixta, reactiva, sensible…). Aunque no te hayas maquillado durante el día, lo peor que puedes hacer es irte a la cama sin limpiarte la cara. La suciedad obstruye los poros y acelera el envejecimiento de la dermis. Tenemos que usar un gel o espuma limpiadora para retirar los restos de sebo, suciedad, polución y productos cosméticos. Lo recomendable es hacer la limpieza dos veces al día, por la mañana y por la noche.  Para la piel sensible lo ideal es elegir productos con formulaciones sencillas, sin muchos ingredientes. Para eliminar el maquillaje se pueden usar aceites limpiadores y después aplicar tónico o un agua termal calmante.

Otra pauta clave es la de la hidratación. Para que tu piel esté sana y realice todas sus funciones es imprescindible que esté adecuadamente hidratada. Hemos de echar mano de sérums y cremas adaptadas a las necesidades de cada tipo de piel. No todas necesitan los mismos principios activos. Es clave apostar por productos de calidad adquiridos en tiendas de confianza como la shop de Felipe. Es aconsejable aplicar la crema o el sérum haciendo un pequeño masaje con ambas manos para estimular la circulación sanguínea. Recuerda que, en el caso del rostro, la piel que rodea a los ojos y a los labios es muchísimo más fina y delicada. De hecho es aconsejable usar productos específicos para el contorno de los ojos aplicándolos dos veces al día con suaves toques con los dedos por encima del hueso orbital. Cuidar la piel implica también mimar los labios con productos balsámicos y reparadores.

Mención especial merece la protección solar. Estos productos deben aplicarse a diario, tanto en verano como en invierno. Hay que usar un factor de protección adecuado, preferiblemente alto. Date cuenta de que el sol puede provocar manchas, quemaduras y envejecimiento prematuro. Además, crece el riesgo de sufrir cáncer en la piel.

Una vez a la semana como mínimo hay que exfoliar la piel del rostro. En las pieles más grasas habrá que hacerlo dos veces. Este paso es clave para eliminar las células muertas de la epidermis y hacer que los productos que apliquemos después penetren mejor.

La alimentación, esencial en el cuidado de la piel

Beber suficiente agua y llevar una alimentación saludable con las adecuadas cantidades de vitaminas y antioxidantes permitirá que la piel esté mucho más hidratada y luminosa. Por descontado, el alcohol y el tabaco aceleran el envejecimiento. Además, dormir las 8 horas recomendadas también ayuda a disfrutar de una piel sana. Recuerda que la piel se regenera mientras dormimos.