Sí, soy la loqui de los champús. Llevo años buscando el champú ideal para mi pelito de bebé, asunto para nada sencillo ya que lo tengo muy fino, muy graso y con muy poco volumen. Los he probado casi todos y la verdad es que estaba bastante encantada con Hair Expertise de L’Oreal pero llevaba meses queriendo probar el Big de Lush (siempre es todo culpa de Rebeca), así que en cuanto me vi con unos dineros de más en el bolsillo me decidí a comprarlo.

Big

Para empezar me encanta curiosear en la tienda por los olores y por lo cuqui que lo tienen todo, pero nunca me había animado a comprar nada porque soy parviña y bastante pobre. Fue gracioso porque no me acordaba del nombre del producto en cuestión así que después de contarle a una de las dependientas (muy maja y muy moderna ella) que me habían recomendado un champú con sal (sí, SAL MARINA) para darle volumen y luminosidad al cabello y jijijaja, me dijo que no podía ser otro que Big. Me explicó lo de siempre: una nuez de champú sobre el pelo humedo, masajito y enjuagar con abundante agua (hizo especial hincapié en el enjuagado). También me comentó que es bueno alternar el uso de este champú con otro algo más hidratante.

No es barato, el bote de 330 gr. cuesta 16,50 eureles, aunque parece que me va a durar bastante. Pero me fui a casa muy contenta, deseando que llegara la mañana siguiente para lavarme la cabeza. Pues no defraudó: los resultados son estupendos. Al principio da un poquito de grima el tema de la sal porque el champú parece casi un exfoliante, pero cuando te acostumbras da mucho gustito. Huele fenomenal y hace más espuma de lo que esperaba (para mi el tema espuma es muy importante porque si no desconfío). Te deja el pelo súper brillante, sueltito, con bastante volumen y dura un montón limpito (normalmente al final del día ya tengo el flequillo sobado pero con este champú me dura hasta bien entrada la mañana del día siguiente). La única pega que le pongo es el envase, será muy ecológico, muy mono y esas cosas, pero me resulta bastante incómodo.

 

Uno de los grandes must de Lush es que, además de ser cosméticos elaborados de manera natural con productos orgánicos, no testan con animales. Pero hay un problema muy grande: me he dado el capricho y ahora lo quiero para siempre. Os animo a probarlo.