A día de hoy casi todo el mundo ha oído hablar del nuevo corto de Pixar, Kitbull. Ha sido alabado por la crítica, por el público y por los fabricantes de Kleenex. Tanto si eres una más de sus fans como si no sabes cuál es… Estás en el post correcto.

Verás, yo me resistía a verlo porque pensaba «Ya está, otro corto lacrimógeno y no estoy yo para echarme a llorar gratuitamente». Sin embargo, como todo el mundo lo compartía por Facebook, tenía un ratito y dije «A la mierda». ¿Has oído alguna vez que las mejores aventuras comienzan con un «A la mierda» o con un «No hay huevos»? Pues eso me pasó.

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Kitbull es sencillamente maravilloso, no solo porque creo que aborda un tema que se tiene que tratar, sino porque, joder, la animación es de Pixar y ya sabemos qué significa eso. #Calité

Te dejo aquí el vídeo de YouTube para que lo veas y después lo seguimos comentando, antes de que te tragues todos los spoilers.

YouTube video

¿Ya lo has visto? Alerta, que ahora vienen spoilers, después no nos quejemos.

Bueno, ahora sí que lo has visto, ¿no? Pues procedo.

Dejando a un lado lo monos que son y lo fascinante que es la animación, aquí tenemos el asunto del maltrato animal, los perros potencialmente peligrosos y las peleas de estos. Como si fuesen temas banales para aquellos que amamos a otras especies además de la nuestra.

Llamar perros potencialmente peligrosos (PPP) a determinadas razas muchas veces significa que la gente los vea como máquinas de matar, cuando la mayoría de las veces son como el pitbull del corto. Que un perro sea potencialmente peligroso significa que tiene la suficiente fuerza y potencia para hacerte un daño importante, peeero a pesar de ello es muy improbable que lo haga. La verdad es que es mucho más frecuente un ataque por parte de un perro pequeño.

Colleja por creer que los PPP son malos

Los perros tipo pitbull son excelentes niñeras, a pesar de la fama de malotes que tienen, adoran a los niños y los cuidarán aunque los críos les tiren de las orejas, duerman encima de ellos o los pinten con rotulador. ¿Sabes qué es lo potencialmente peligroso de verdad? Un dueño irresponsable que no cuida a su animal o que lo maltrata como es el caso que nos presenta Kitbull.

Las peleas de perros (y en general provocar peleas entre animales sean de las especies que sean) me parecen una brutalidad tal que aquellos que las organizan deberían estar en el ring y no apostando y pasándose droga. Si me preguntasen qué es lo que deseo, claramente diría: «¡Debería haber penas más duras para los maltratadores, Stan! Y la paz en el mundo».

Y la cara de Stan tal que así.
Arreglado.

Respira, Cris.

Ya estoy mejor. Desde luego, estas prácticas son ilegales, pero la clandestinidad es su aliada.

No te pongas triste, porque como ciudadanas podemos hacer algo. Si ves algún indicio de maltrato animal, de peleas de perros o animales abandonados o en mal estado, denuncia. Si no se puede hacer algo de inmediato, denuncia sobre denuncia provocará que la policía actúe.

Aquí tenemos a un agente de la patrulla canina que está preparado para actuar (si parpadeas te lo pierdes).

Dejando a un lado lo turbia que puede ser la sociedad a veces, ¿no es un corto precioso? ¿Verdad que han valido la pena los pañuelos usados? Las obras de arte como Kitbull nos recuerdan que hay más gente concienciada sobre el maltrato animal que lucha por arreglar las cosas, en este caso influyendo en los demás. ¡Bravo, Pixar!

¿Qué me dices, conocías Kitbull? ¿Qué te parece la temática?

 

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