El 22 de septiembre salió en librerías La mujer rota, un clásico de la literatura del siglo XX escrito por Simone de Beauvoir, de la mano de una de las ilustradoras españolas de mayor éxito, Sara Herranz.

Llevo años enamorada del trabajo de Sara y de su forma de explorar la intimidad, el humor, el significado de ser mujer, las relaciones humanas y la ironía, así que estaba deseando ver su trazo minimalista y elegante abrazando este relato sobrecogedor donde la autora reflexiona sobre el papel de la mujer en una sociedad patriarcal. Una de las cosas que más sorprenden de este libro es que, a pesar de estar escrito desde hace ya 60 años, muchas mujeres a día de hoy se sentirán reflejadas al leerlo. Y es que La mujer rota describe la trayectoria de una mujer de mediana edad que es víctima de una relación asfixiante con su pareja.

 

 

El libro está escrito en forma de diario y comienza cuando Monique, la protagonista, descubre que su marido médico le es infiel con una abogada de prestigio después de 20 años de matrimonio. La vida de Monique siempre había girado alrededor de su marido y de sus hijas y, ahora que las niñas están independizadas y su relación se tambalea, no sabe cómo reaccionar ante la confesión de su esposo. Así, vemos cómo la protagonista va derrumbándose poco a poco, haciendo concesiones a su marido para que no se canse de ella e intentando guardar la compostura y ser comprensiva, puesto que, como le dicen sus amigas, los hombres necesitan nuevas experiencias fuera de su relación. Nos encontramos, en definitiva, ante la narración del lento proceso psicológico de una mujer torturada que teme pensar que se quedará sola el resto de su vida.

En mi opinión, es un relato que no deja indiferente y me parece asombrosa la forma en la que Simone de Beauvoir denuncia la educación de las mujeres, centrada en su totalidad en el cuidado a través de la maternidad y sus papeles como esposas. Si estos son los únicos valores que tienen para realizarse como seres humanos, es normal que colapsen cuando les sucede algo similar a la protagonista de esta historia. Por tanto, es una narración que nos invita a reflexionar sobre nuestros valores y nuestra concepción del significado de ser mujer, e incluso también a darnos cuenta de ciertos comportamientos injustos hacia nosotras que tenemos normalizados.

Y, mientras leemos esta historia estremecedora, vamos navegando también entre las ilustraciones con gran carga simbólica que nos regala Sara Herranz, en la que podemos explorar los problemas de la cotidianidad, la distancia que se crea entre dos personas que un día lo fueron todo el uno para el otro, el proceso de pérdida de la propia identidad y el aislamiento que se sufre en una sociedad en la que vale más aparentar.

Si os interesa mezclar las imágenes poéticas que nos regala Sara con la tempestad de emociones que provocan las palabras de Simone, os recomiendo muchísimo esta historia. No puedo garantizar que sea fácil, pero sí real, que para mí es mucho más importante.

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