Las series cuentan, como toda buena historia, con protagonistas y antagonistas como personajes principales, y con personajes secundarios que son los que en muchas ocasiones más nos ganan.

Consiguen que nos sintamos identificados con ellos más que el protagonista, pero para ello debe ser un secundario que pertenezca a aquellos erróneamente sentenciados como “antihéroes”. Esos en los que nos vemos reflejados porque no poseen los rasgos perfectos de personalidad que tiene el protagonista.

Estos, por la contra, tienen un millón de defectos como tendríamos los demás que nos resultan justificables y hacen que valoremos todas sus virtudes.

Son personajes codiciosos, egoístas, frágiles, corrompidos o incluso con doble moral, pero eso los hace ser más reales y más humanos. Así, como deseamos que los villanos de las historias fracasen, con los antihéroes acabamos empatizando y queriendo que tengan su final feliz.

Es tal la empatía que nos generan que en muchas ocasiones pasan de ser esos secundarios, a ser coprotagonistas cuando en el inicio de la historia ni se planteaba, y en otros casos llegan los conocidos “Spin-off”, que por norma general al sacar a este personaje de su lugar y darle otro carácter de protagonista, lo que nos gustaba de él se difumina perdiendo su encanto.

  • Así muchas empatizamos más con Addison Montgomery que con “LaDamaNegraQueTodoLoQueTocaMuere” Meredith Grey y resultado de esto fue su papel protagonista en “Sin cita previa”.
  • La maldad simpática de Petra Solano nos ganó más que la sensiblería y romanticismo de Jane Villanueva en “Jane the virgin”.
  • Blair Waldorf con su crueldad adolescente hacía que la quisiéramos más que a la mala amiga que solo se mueve por los hombres pero va de doña perfecta, Serena Van der Woodsen.
  • Incluso con chicos como Barney Stinson que evidentemente supera con creces en carisma al pesimista Ted Mosby en “Cómo conocí a vuestra madre”, o Eli Gold cuando aparece en “The Good Wife” nos conquista con personalidad.
  • ¿Quién no ha empatizado más con el humor y las salidas de Samantha Jones antes que con todos los líos amorosos de Carrie Bradshaw?.
  • Patricia Fernández en “Betty en NY” resulta odiosa al principio, pero conforme la vas conociendo acaba ganándote en una proporcionalidad inversa que Betty.
  • Zulema, que no era solo secundaria antihéroe, si no la villana que nos ganó a todos robándole el protagonismo a Macarena por goleada y acaba siendo el personaje con más atractivo de la serie.
  • Tokio es la más protagonista de “La Casa de Papel” siendo la narradora, pero…la que nos robó a todos el corazón fue Nairobi, más humana, reconociendo sus errores y estando para los suyos. Porque sí, Tokio será un Maserati, pero como bien se defendió Seat, prefiero tener un 600 si eso significa que me cuidarán durante los próximos 50 años y viviremos el resto de aventuras juntos, y eso, es Nairobi.

  • Y ya la versión ibérica. Cuánto hemos sentido los palos que la vida le daba a La Jessi en “Sin tetas no hay paraíso”, mientras todo el protagonismo recaía en la personalidad plana de Cata (léase con voz rasgada cual Duque).

Corta lista de ejemplos que, en definitiva, vienen a demostrarnos que los protagonistas deben existir porque sin ellos no habría historia. Pero que nunca dejen de existir esos “antihéroes” en los que tanto nos vemos reflejados, y normalizan nuestros defectos, esos que nos hacen humanos.

Marta Freire