De verdad, que yo lo intento, hasta me he hecho una hucha virtual de esas que me anuncia la app del banco y una vez tuve una cuenta ahorro. Pero por más que guarde dineritos, no puedo evitar gastarme todo lo demás en chorradas. Soy una maldita derrochona.

Vivo contando los días que quedan para cobrar para saber cuando puedo volver a darme una tarde de shopping sin remordimientos. Pero da igual, porque durante el resto del mes tengo el dedo flojísimo y mientras me como la tostada mañanera es mi momento favorito para echar un ojo a mis apps de compras. Y click click, compra hecha. Fucking Paypal, te amo. Así que he decidido borrar algunas apps porque creo que meterme en la web me va a a echar más para atrás a la hora de comprar. Fucking webs super responsives.

El problema es que mi derroche no se limita a comprarme abrigos super necesarios y ocho cremas de noche. El problema de la derrochez es un drama también en el súper. Que si una nueva variedad de hummus, que si unos cereales con muesli y chocholate nuevos. Que si vamos a hacer una ensaladita rica y para eso necesito ochocientos toppings de Florette. Uy, un vinito. Uy 2×1 . Uy. Y se te olvida el papel higiénico. Pero en la cosa con la comida, el mayor problema no está en el súper. Las apps de comida a domicilio son el verdadero demonio. Ya las miro como quién mira Asos a la hora del café, a ver que se me antoja para luego.

Hay meses que consigo cortarme con la ropa y demás, pero mi impulso derrochón siempre está. Me llama, me susurra, aparece en forma de novedades editoriales, lanzamientos de discos. Y total, es cultura, no cuenta. Qué más dará que cada vez leas menos (fuckin netflix), al menos sabes que si lo quieres leer ahí están y si no, hacen bonito. A veces lo cambio por impulsos para casa, como ochocientas plantas, manteles, tazas, útiles de cocina sin los que no podía vivir. Si es para casa, no cuenta tampoco.

Y encima, soy una maldita cheap queen, que no os creáis que me van los lujos. Y claro, a base de rebajita, precio, marca blanca, acabo gastando en un montón de mierdas y cuando se me viene un gasto mayor, pero necesario (hola baldosas del baño que os caéis) pues casi que espero al mes que viene a cobrar.

Confirmadme que vosotras también sois unas derrochonas, por favor. Necesito consejos para ser menos hija del mal gastadora, mi baño me lo pide a gritos.