Dicen que la felicidad está en las pequeñas cosas. Que al final esta vida no es más que la suma de aquellos diminutos detalles que nosotras mismas elegimos por el camino. Pero muchas veces nuestras propias frustraciones nos absorben de tal manera que no nos dejan ver más allá de lo que solemos considerar importante.

Nos olvidamos por completo de lo mucho que tenemos y terminamos sumidas en la desesperación o buscando a lo loco una felicidad que muchas veces se esconde frente a nuestras narices. La vida es mucho más que éxitos, dinero o sueños por cumplir. En ocasiones lo más valioso de nuestra existencia se perfila en lo más rutinario.

Párate un segundo a meditarlo, ser feliz puedes estar a nuestro alcance…

– Una visita inesperada.

– Un abrazo cuando más lo necesitas.

– Una sonrisa cómplice desde la mesa de al lado.

– Tu dedo en mi espalda.

– Un cambio de planes que rompe la monotonía.

– El olor a césped recién cortado.

– Que te saluden por tu nombre.

Un beso en el cuello.

– Una quedada de amigas.

– El sonido de las olas del mar.

– La playa en invierno.

– Un buen restaurante.

– Los abuelos.

– Esa llamada que tanto esperabas.

– La voz de una madre, o de un padre.

– Comprar flores.

– Comer fruta directamente del árbol.

Caminar descalza por el jardín.

– Un orgasmo (o dos, o tres…)

– El olor a bebé.

– Y ya de paso el sonido de su risa.

– Una onza de chocolate.

– Un abrazo perruno.

– Y un ronroneo gatuno.

– Un viaje sorpresa.

– Tu cama calentita en invierno.

– Sentirte en familia.

– Y a la vez disfrutar de la soledad.

– Un buen trago de agua cuando morías de sed.

Escuchar la lluvia desde la cama.

– Apagar el despertador y seguir durmiendo.

– O levantarte a desayunar para después regresar a la cama.

– El olor a café por las mañanas.

– Y el de pan recién hecho cuando el hambre aprieta.

– Un ascenso merecido.

– Vacaciones.

– Bailar sin importar el qué dirán.

– Un baño de espuma eterno.

– Un ‘te quiero’ que rompe el silencio.

– Ayudar sin pedir nada a cambio.

– Sentir que lo has hecho bien.

Desconectar por completo temporalmente.

– Y regresar con las pilas cargadas.

– Cantar a grito pelado bajo la ducha.

– Cagar sin prisas.

– Encontrar el sujetador ideal.

– Una plaza de aparcamiento libre justo frente a tu destino.

– Una canción de adolescencia.

– El final de un gran libro.

– Un atardecer perfecto.

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Y a ti ¿qué pequeños detalles te hacen feliz?

Mi Instagram: @albadelimon

Fotografía de portada