Pues sí, amigas. Me enrollé con un chico y cuando estábamos dale que doy me suelta: «tienes que ir más al gimnasio, porque tu respiración suena muy acelerada». SÍ, MIENTRAS LO DÁBAMOS TODO FOLLANDO.
Imaginarios mi cara. Silencio, control de la respiración como si de una clase de yoga se tratara y yo que soy muy de gemir en el orgasmo me controlé como una gran actriz: calladita y mona.
Lo siguiente fueron dos noches como dos adolescentes de Netflix en el sofá y quedamos como amigos; lo siento pero necesito sentirme libre para gemir, jaja.