Socorro, auxilio, mi hija ha descubierto su clítoris. Para muchas esta afirmación puede resultar de lo más exagerada, pero os juro que como madre llevo desde el minuto cero temiendo este momento. Sin más porque necesito afrontar la realidad e intentar que comprenda qué es lo que sucede y, sobre todo, lo que es la intimidad.

Pero voy a empezar por el principio. Por ese momento en el que la encuentro jugando con su botón y le pregunto qué está haciendo, a lo que ella sonriendo me ha respondido que ‘hacerse cosquillas en el culo‘. Es que es así de simple, cosquillas-en-el-culo. Me he reído, claro, pero también se me ha venido encima una avalancha de preocupación por todo lo que empieza ahora. ‘No mi amor, eso no es el culo y no son exactamente cosquillas‘, ¿pero cómo le hago entender todo esto a una niña de 4 años?

sexualidad infantil

Yo apenas tengo noción de ese momento concreto en el que me di cuenta que acariciarme ahí me gustaba demasiado. Es como algo que llegó sin más, como ese hecho natural que es. Mi responsabilidad como madre es que mi pequeña comprenda cuanto antes que su cuerpo es mucho más que ojos, boca, brazos y piernas. Y, sobre todo, que esas cosquillas deben ser cosa única y exclusivamente de ella.

Todas hemos conocido casos en los que los niños no saben distinguir. Pequeños que se pasan el día dentro y fuera de casa jugueteando con su entrepierna sin parar un segundo. Claro que siendo pequeños debemos entender que puede ser complejo para ellos asimilar tantos conceptos, pero deberían hacerlo y cuanto antes mejor, ¿no es así?

Huir de la falta de comunicación

De lo que sí tengo conciencia es de que por algún motivo que no logro dilucidar, la masturbación para mí era un asunto muy tabú y extremadamente secreto. No se hablaba de toqueteos bajo ningún concepto, ni siquiera entre nosotros. Era como si esto no existiera aunque imagino que en aquella casa no era yo la única que se divertía tocándose. Pienso que en nuestro caso sería perfecto ese término medio, en el que podemos hablar del tema pero comprendiendo que es algo personal de cada uno. Que alguien me diga si es posible lograrlo, si ha funcionado, si un inicio de la sexualidad natural es posible.

no les cuentes cuentos

Hace ya algunos meses nuestra querida sexóloga Aida Vallés me hizo llegar un libro al que he recurrido esta misma tarde. Una obra magnífica y muy necesaria de Carlos y Mario de la Cruz, ‘No le cuentes cuentos‘ es su título, y creo que define a la perfección mi idea base para encauzar todo esto.

En el capítulo 5 de este breve pero imprescindible libro se habla efectivamente de todo aquello que va más allá de la sexualidad como método reproductivo. Carlos y Mario destacan por encima de todo la importancia de la comunicación, de algo tan obvio como que si queremos que se comprenda un concepto, lo suyo es hablar de ello. Lo cierto es que no me había parado a pensar en lo lógico de todo esto, ¿cómo puedo pretender que mi hija comprenda que la sexualidad es afecto, comunicación, placer… si no le hablo nunca de ello?

La cosa se pone complicada, esto ya nos lo habían avisado casi antes de quedarnos embarazadas. Más que nada porque aunque cada crianza es un mundo, lo que queremos como madres y educadoras es hacerlo lo mejor posible. Quizás el camino fácil en estas circunstancias hubiera sido el decirle que eso no se hace y punto, pero hay que ser realistas. Ella seguirá jugando con su clítoris y descubriendo todo un mundo de sensaciones, y yo como madre no puedo negarlo. Toca sentarse y a nuestra manera empezar a hablar con esa personita que ella ya es. ¡Manos a la obra!

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