Hace 6 años conocí al que siempre será el amor de mi vida.

Fue una noche de Domingo , del mes de Enero, creo recordar, del año  2013. En esos entonces estaba haciendo un voluntariado europeo en Belfast, Norte de Irlanda.

Mis compañeras de piso y yo decidimos ir a probar unas clases de danza irlandesa que hacían en una escuela llamada “An Droichead” y que se impartían los domingos por la tarde por solo una libra.

Llevábamos allí un ratillo sentadas sobre una tarima, esperando a que fuera nuestro turno para mover el esqueleto a ritmo de música irlandesa, cuando de repente  lo vi llegar. Se me paró el tiempo, la música y hasta el corazón.

Parece como si hubiera sido ayer ese momento, creo que no lo olvidaré en la vida.

Entró con sus pantalones negros de pitillo, sus botas militares color granate, su abrigo negro y su boina. Sus rasgos faciales eran tan irish que me quedé anonadada.

Recuerdo que en ese momento le dije a mi amiga: Tía, me acabo de enamorar.

Fue así, tal cual, amor a primera vista. Primera vez que sentía un flechazo. Siempre había escuchado a gente hablar de esas cosas pero vamos, yo pasaba del tema y pensaba que la gente exageraba cuando se referían a eso. Pero compañeras, he de decir que pude experimentarlo en mi propia alma y carne.

Acabaron las clases y nos tuvimos que ir. Me quedé con inmensas ganas de decirle algo pero al final entre unas cosas y otras nos marchamos. Estuve un tiempo pensando en él, en si me lo volvería a encontrar algún día por la calle, otra vez en las clases de danza, en miles de sitios.

Pasaron unas semanas y volvimos a ir al mismo sitio donde lo vi por primera vez, el An Droichead. En esta ocasión, era un sábado y hacían una fiesta  conmemorativa a un señor que había impartido clases allí y había fallecido hacía cosa de un año. Lo volví a ver otra vez. Y otra vez esa misma sensación de que se te para el mundo, el corazón y todo en general.

Mi compañera, que estaba achispadilla y con ganas de marcha, decidió ponerse a bailar con un irlandés al cual había echado el ojo y yo, ni corta ni perezosa, me puse a grabarles con la cámara para tener un recuerdo de los bailoteos que se pegaban, y por arte de magia, y yo sin darme cuenta el estaba en el mismo set que ellos bailando y obviamente el objetivo de la cámara se me fue hacía él también.

baile irlandes

Estuvimos toda la noche allí pasamos muy buen rato, y luego otra vez, como pasó la última vez, nos fuimos para casa y yo sin decirle nada. 

Después de esa noche, esa misma semana empecé a ponerme muy malita y pasé la semana como pude. Volvió a llegar el fin de semana y unos amigos me dijeron que hacían unos conciertos y que fuera con ellos, a lo cual yo me negué porque me encontraba en baja forma pero bueno, al final acabé cediendo porque me va más la fiesta que a un piojo una mata de rastas.

Y nada, allí que fuimos. Lo mejor estaba por llegar en cuanto vamos a pagar la entrada y, adivinad, quién estaba dando los tickets. Sí compañeras, ahí estaba él OTRA VEZ.

No me lo podía creer, eso era algo del destino, coincidencia o casualidad, como queráis pero vamos, que ni haciéndolo adrede me hubiera salido mejor.

Ahí ya pensé que esa era mi oportunidad. Estuve con mis colegas un buen rato hasta que decidí salir a las escaleras de emergencia a fumar y obviamente ahí me lo encontré. Gracias a que iba un poco piripi, le saludé, me presenté y le dije que lo había visto antes en las clases de danza irlandesa de los domingos en el An Droichead. Me dijo que se llamaba Shane y que era de allí, de Belfast.

Estuvimos hablando por lo menos unas dos horas, hasta que sin darme cuenta, entre cervezas y buena conversación, mis colegas me dijeron que nos íbamos a una house party que hacían otros colegas.

Pues bien, ahí ese fue mi momento perfecto para pedirle su número de teléfono, peeeeero, entre las cervecitas, y la mochila que llevaba en mi espalda llena de alcohol, me dí cuenta de que mi móvil estaba debajo del todo y entre las prisas, los nervios y la borrachera tonta, pues al final, una mierda para mi.

Me fui, me despedí de él con dos besos y ya dijimos de coincidir otra vez en las clases.

Pues bien, esa semana después de la súper salida que hice ese fin de semana estando mala, volví a recaer y al domingo siguiente no pude presentarme en las clases donde supuestamente iba a verlo.Maldita mi suerte. Pero bien, mi compañera de piso iba a ir, así que le dí una notita con mi número de móvil, y como ella sabía quién era él, le dije que por favor se la diera.

Esta vez por mis ovarios iba a conseguir su número de teléfono.

Y así fue. Al día siguiente recibí un sms de él invitándome a ir ese mismo miércoles a un bar del centro donde cada Miércoles noche hacían danza irlandesa con música en directo. Obviamente le dije que sí, que me encantaría poder vivir una experiencia así.

Y el Miércoles llegó. Eran las 7 o las 8 de la tarde cuando empezó a entrarme una especie de nerviosismo el cual hacía que me planteara el si ir o no.

Me senté en mi cama miré hacia el techo pidiendo una señal, o algo por el estilo y a los 3 minutos me sonó el teléfono. Era él diciéndome que si quería me podría esperar en la parada del bus y así podíamos ir juntos al bar.

Me faltó tiempo y cuerpo para vestirme. Cogí mis bártulos y me fui en busca del bus que me llevaba hasta el centro para encontrarme con mi irlandés bailarín.

Cuando llegué ahí estaba esperándome con una sonrisa de oreja a oreja y esos ojos verde gris que le quitaban el aliento a cualquiera.

Pues bien, entramos en el bar, estuvimos las 2 horas íntegras bailando sin parar. A día de hoy todavía me pregunto cómo seguía con los dos pulmones íntegros.

Después de esa noche, me acompañó hasta cerca de casa dónde nos dimos cuenta de que éramos vecinos. Vivíamos a 5 calles el uno del otro. Esa noche aproveché para invitarle a una fiesta que hacíamos para celebrar dos cumples ese mismo sábado, la cual aceptó ir pero me comentó que llegaría tarde porque trabajaba de voluntario en un sitio.

Llegó el sábado. 9 de marzo. La fiesta era una pasada, uno de mis mejores amigos ahí cumplía 30 años, y otro colega irlandés también. Dos cumples en uno. Ya os podréis imaginar, mucha birra, mucho whisky y mucha música.

Yo estaba súper contenta, el ambiente era genial, y encima sabía que Shane iba a llegar en un rato así que empecé a beber que si ron por aquí, ron por ahí, y así sucesivamente. De repente recibí un sms de él diciéndome que estaba a puntito de llegar. No sé como lo hice, pero toda la noche que llevaba bebiendo no me había subido en ningún momento, y fue recibir ese mensaje y todo el alcohol me subió de golpe. Genial.

Y él llegó. Yo me quería morir de la vergüenza y de las ganas que tenía de estar con él y bueno, todas esas cosas que ya sabéis.

Se hizo muy fácilmente al grupo de gente y entre risas, cervecitas y bailoteos nos dieron las 8 de la mañana. La fiesta empezó a menguar, así que decidimos marcharnos y él decidió acompañarme a casa.

Una vez en mi puerta de casa, fue como, vale, ¿y ahora qué?

Total, que como si de una película se tratara, me dijo: ¿me invitas a un té?

Claro, pasa, que te hago un TE.

Pues bien, finalmente hice 2 tes. Estuvimos como que casi dos horas de cháchara en el sofá hasta que POR FIN, me armé de valor y le comí la boca.

Fue lo mejor que pude hacer. Tanto tiempo esperándolo y por fin sucedió. En el sofá de mi casa, después de una fiesta maravillosa.

Nos fuimos a mi habitación y ahí entre besos y caricias nos quedamos dormidos.

 

A partir de ese día, sin comerlo ni beberlo, empezamos una bonita relación, la cual ha durado 6 añitos.

Han sido unos años intensos, llenos de amor, amistad, compañerismo y mucha danza.

Por cosas del destino, supongo, ya no estamos juntos pero seguimos teniendo una bonita amistad, que espero perdure por el resto de nuestros días.

Esta experiencia en Belfast ha sido y siempre será la mejor que he vivido en mi vida por esto y por muchas más cosas en general.

No sé si algo así lo volveré a experimentar alguna vez en mi vida otra vez, pero de lo que sí que estoy realmente segura, es de que los flechazos y el amor a primera vista existen.

 

Mai.