Yo, como hetera básica que soy, me he dado cuenta de que hay cosas no necesariamente eróticas, que me ponen. Bastante. Es que claro, ellos igual no se dan ni cuenta, simplemente hacen cosas y… ¡boom! Tus bragas desaparecen y no las encuentras más.

Después de investigar e investigar -con mis amiguis, obviously– estas son las cinco cosas más deseadas:

PONERSE CAMISA

No es que quiera yo juzgar la vestimenta masculina en demasía, pero me apetece hablar de una prenda en concreto: La camisa.

El otro día presencie en un bar como un tío se quitaba una camiseta (así, a plena vista, porque, ¡¿POR QUÉ NO!?) y se ponía una camisa. Vaya cambio, amiguis.

Amigas han afirmado que han visto hombres con otros ojos tras conocerlos con una simple camisa.

Esto no discrimina otras prendas de vestir, pero a ver… una camisa (de tu talla, que parece obvio, pero no lo es tanto) es casi, casi, el picardías masculino, seamos realistas.

Hombres, por favor, pónganse más camisas y déjense de historias.

LA CONDUCCIÓN

Toda esta reflexión viene a raíz de este tuit. También de haber visto a algún que otro crush al volante, para qué mentir.

 

Yo no se si será que como a mí me acojona un poco el coche, pues esto lo contrarresta, pero tengo poco más que añadir. Ver a un tío que te da seguridad, conduciendo, concentrado: todo bien, nada mal.

 

QUE SEPAN MANTENER UNA CONVERSACIÓN

Parece básico y no todo el mundo le da la misma importancia. Pero yo se la doy. 

Si viene un tío y sabe entablar una conversación, contarte lo que hace, y se intuye que utiliza la cabeza para algo más que para peinarse, y oye, puntos gana un montón.

 

VERLOS TRABAJAR O HABLAR DE SU TRABAJO

Yo creo que esto es más por la importancia que le dan, no tanto por lo que hagan. La concentración, la seriedad… Esa actitud, que te apetece coger y decir “deja de hacer caso a eso y hazme caso a mí, anda”, pero a la vez no quieres interrumpir ese estado mental.

Además, me gusta que me hablen de su trabajo, me gusta que me hablen de cosas que no sé, que me las expliquen, entenderlas… Soy básica, lo sé.

Esto también me pasa cuando hablan de cosas serias, sobre todo cuando son personas que suelen estar muy de coña. El cambio de actitud es brutal, pasar de estar de coña a hablar de algo que les importa (que no tiene por qué ser especialmente serio, puede ser hablar de cine), es maravilloso.

 

QUE ME TOQUEN LOS HUEVOS

El juego. ESE juego. Que si te pico, que si te contesto, que si vuelvo a picarte. Que si discutimos un poco de coña porque me buscas las cosquillas. Viceversa. Y vuelta al ruedo.

Pues entre broma y broma, a uno de los dos le apetece empotrarte. 

Ese uno, soy yo.

Estas cosas, está claro, te ponen si alguien ya anteriormente te ponía, te atraía o llámalo como quieras. No es que vaya a venir cualquiera que tenga un poco de labia a darte conversación mientras conduce con una camisa puesta, y se te vayan a caer las bragas automáticamente.

No. No funciona así.

A todo esto, ¿alguien ha visto mis bragas?

 

Natalia y el sexo